viernes, 23 de abril de 2010

Viajes y Migraciones (1) El viaje como estado mental / Nómadas del viento

En Vida y Tiempos del Juez Roy Bean, su blog de confianza, nos adentramos en esa cosa fascinante que es el viaje y el viajar y sus adherencias en nuestro alma. Nuestra curiosidad innata promueve la necesidad de cambiar nuestros cotidianos paisajes físicos y mentales y emprender el camino y volar, conducir, navegar, patear y pasear, comer distinto, cansarnos, preguntar, perdernos y maravillarnos con lo que nos vamos encontrando por el camino y ya, al final, tras llegar a nuestro destino, poco antes de emprender el camino del regreso, mientras miramos un atardecer índico pintadito de acuarelas a miles de kilométros de casa, -o cualquier otro bellezón de propia cosecha de nuestros lectores- darnos cuenta de cómo ese viaje y sus aledaños también han creado nuevos paisajes dentro de nosotros.

El mundo siempre ha avanzado gracias a grandes viajeros y exploradores ya míticos como Marco Polo, Pizarro, Nuñez de Balboa, Magallanes, Juan Sebastián de Elcano, James Cook, Shackelton, Alejandro Malaspina, Stanley, David Livingstone, Alexander von Humboldt, R.S. Scott, Amundsen o Charles Darwin, entre muchos otros, que se lanzaron a explorar mundos ignotos, estableciendo contactos con las antiguas culturas que los habitaban, cambiando con sus descubrimientos para bien o para mal la historia de esos lugares y por extensión del mundo.

En la actualidad apenas quedan ya lugares por descubrir y los modernos sistemas de transporte han facilitado el acceso a casi cualquier parte del mundo a millones de personas que han hecho del turismo de masas uno de los signos de estos tiempos de globalización aunque este turismo a cascoporro, a menudo vocinglero y badulaque, haya sido para muchos lugares del mundo más una plaga que otra cosa. 

Ya el gran periodista y escritor polaco -y ya fallecido- Ryszard Kapuscinski, uno de los más paradigmáticos viajeros modernos defendía el abandono del cubículo de nuestra seguridad para ir en busca de las respuestas y que decía "Mi vida ha sido un cruzar constante de fronteras, tanto físicas como metafísicas. Ése es para mí el verdadero sentido de la vida".

Sin llegar a tanto, también en "Vida y Tiempos..." pensamos que cuando cruzamos nuestras fronteras nuestra mente se abre de inmediato a lo distinto y como en Redacción eso gusta bastante, iniciamos nuestra serie de entradas sobre el viaje y la exploración, sobre algunas de sus muchas formas y sedimentaciones emocionales sobre nosotros y recordaremos algunos de los más célebres viajes de exploración y descubrimiento de la Historia (para nuestra civilización claro, esos lugares obviamente habían sido descubiertos por quienes los habitaban). Pero también nos adentraremos en otros viajes más modestos realizados por gente normal que no puede pasarse seis meses recorriendo Africa o remontando el Amazonas como Vázquez Figueroa, Javier Reverte o Manu Leguineche pero que aún así trabaja todo el año para poder coger un avión, un coche, un barco o un zeppelin (la forma con más charme de volar para el Juez Roy Bean) y salir 10, 15 20 días, un mes, lo que cada uno pueda permitirse, fuera de su país a sorprenderse un poco.

Para ello iremos importando entradas de algunos de los numerosos blogs en los que sus creadores escriben sobre sus viajes y algunos de los grandes momentos que en ellos les han sucedido, recomendando en esta primera entrega tres estupendos blogs que gustan de reflejar algunos de esos momentos vividos por sus creadores en sus periplos vacacionales.

En la web
recientemente descubierta La isla mágica, podremos disfrutar del divertido relato de su autor, Stevie, de su viaje de cien días alrededor del mundo y aquí se lo introducimos con la frenética primera etapa de esos inolvidables cien días, que invoca los días de preparativos, la mayoría a última hora, realizados en los prólogos de nuestros viajes, cuando estos ya interfieren nuestro pensamiento, queriendo evitar olvidos críticos que los puedan interrumpir.Y si de aprender en nuestros viajes hablamos, cómo no recomendar el imprescindible blog El Guisante Verde Project, cuyos autores, Maribel y Roberto, han hecho del viaje su modus vivendi volcando en en su blog didácticas y concienzudas crónicas de los viajes que realizan por el mundo, para no sólo visitar esos lugares sino impregnarnos de sus paisajes y sus culturas. Rutas por países europeos y transoceánicos, fachadas de hierro colado del SoHo neoyorquino, parques nacionales centroamericanos, antiguas misiones españolas en California o majestuosas catedrales góticas, también hablan de libros de viaje, de libros que no son de viaje, de haikus, de cine... aderezando sus crónicas con videos y música ad-hoc. Ellos se definieron perfectamente hace no mucho, antes de emprender otro de sus viajes "como ya sabéis estos patas de perro no pueden estar mucho tiempo quietos".

El último, Cosas de últimamente, es un recién llegado a esta cosa apasionante de los blogs y su autora aún anda tanteando las posibilidades que el suyo le ofrece para volcar en él algunos trocitos de su corazón. Magníficos fragmentos li
terarios (alguno de los cuales ya fusilado en este blog) ajenos y estupendos textos de producción propia de una autora que gusta de indagar en el amor y la memoria -y su alter ego, el olvido- además de algunas estupendas imágenes y crónicas de de sus viajes, con especial querencia por los desiertos y otros paisajes naturales.

Porque para eso viajamos, para guardarnos debajo de la piel las nuevas culturas y arquitecturas, las nuevas naturalezas y los nuevos lenguajes, los nuevos horizontes físicos y mentales que nos vamos encontrando por el camino antes, durante y después de llegar a nuestro destino. Así pues con ellos, con sus cartas fundacionales y alguno de sus posts representativos les dejamos y comenzamos esta serie de entradas hechas para rendir homenaje al viaje, hecho por supervivencia o propio disfrute, como expresión vital imprescindible de muchos seres vivos, entre ellos ustedes y nosotros.


Primera parte. Blogs viajeros



1. La isla mágica
Conseguir atravesar por tierra el desolado Mozambique, acampar en medio de la sabana o vivir en una misión en las profundidades de Malaui, recorrer en moto la ruta de las cascadas en el sur de Laos, convivir con las etnias locales en las profundidades de la selva de Camboya, pasar la noche vieja en un sórdido barrio de Tokio, convivir una semana con los indios Kuna panameños o perderme en la inexplorada selva del sur de Nicaragua han sido algunos de los episodios a resaltar del viaje. Además, pequeños contratiempos como perder el pasaporte, algún intenso episodio febril o sufrir el 'clonado' de la tarjeta de crédito han hecho del viaje una aventura casi inenarrable. Necesito algún tiempo para asumir la vuelta y superar el choque contra la realidad más abyecta, pero aún bajo el riesgo de aburriros hasta la desesperación ¡pienso contarlo todo!...
100 días alrededor del mundo - Johannesburgo, primer percance

Autor: Stevie (Monday, 08 de February de 2010)


Era el primer lunes de noviembre. En otras circunstancias hubiera sido una jornada de duro trabajo y algún residuo resacoso pero ésta había resultado de lo más excitante ya que desde primera hora de la mañana me había dedicado a ultimar los detalles de mi inminente extravagancia: un fugaz viaje alrededor del mundo que habría de durar, a priori, 90 días.
Imprimir los billetes electrónicos, la tarjeta de embarque, la póliza de seguro y los permisos y visados necesarios, escanear el pasaporte y el carné de conducir, volcar al móvil copias de todo ello y seleccionar la música para el mp3 fueron algunas de estas tareas de última hora y que llevé a cabo tan ilusionado como acojonado. Y de nuevo a vaciar la mochila, que pasaba los 22 kilos, para hacer la enésima selección de contenidos; fuera algún instrumental de supervivencia, fuera la ropa de invierno, fuera las lecturas que no fueran de viaje. Y de nuevo todo para dentro: 20 Kilos, menos imposible.

La sensación de algo que, a falta de datos más técnicos, siempre he llamado ‘nervios placenteros’ iba aumentando conforme pasaban las horas. Una especie de nudo en el estómago y una más que obvia celeridad al hablar o moverme eran la prueba de que algo extraordinario estaba a punto de suceder.
A las seis de la tarde, por fin, abracé y besé a mi padre que me miró con tremenda pena, como si fuera la última vez que me fuera a ver en la vida, y monté en el coche de Miguel, mi paciente hermano, que por algún motivo también me miraba de forma extraña, como escaneándome para no olvidarme. ¿De verdad el viaje era un disparate de tal magnitud?, Mozambique, Malaui, Camboya, Japón, Nicaragua, Costa Rica, Panamá... a mí no me sonaba tan dramático, la verdad. Una breve cerveza con Miguel en la T4 de Barajas y por fin, después de un mes de intensa preparación, la aventura. Primer destino: Johannesburgo, Sudáfrica.

Llegué agotado ya que siempre me ha resultado imposible dormir sentado y el viaje se alargó unas 9 horas (aún recuerdo los tiempos en que los aviones viajaban a media capacidad y se podía encontrar alguna fila de asientos libres para echar un sueñecito). En el aeropuerto me esperaba Hans, el propietario de ‘Gandhis Backpackers’ (recomendado), pequeño hostal que había reservado para un par de días en la capital económica de Sudáfrica y que también esperaba a otra española que llegaba en el mismo vuelo: Cristina, una simpática y habladora catalana que había recorrido durante años casi todos los países de África.

El tipo, un amable suizo, nos montó en su ‘pick-up’ y mientras conducía por las calles de la ciudad icono del movimiento anti-apartheid nos iba poniendo al día. –‘No se os ocurra caminar solos por las calles de Jo’burg, aquí una vida no vale nada y te pueden asaltar para robarte hasta un paquete de tabaco’-. Pues sí que empezamos bien, pensé, sin saber que este comentario lo iba a escuchar tantas veces a lo largo del viaje que iba a perder todo tipo de credibilidad…

Los dos días que pasé en Jo’burg los dediqué a hacer algunos recados, siempre en taxi, y a compartir con los distintos viajeros que se alojaban en el hostal y que, al igual que yo, hacían esporádicas incursiones en la zona de guerra para volver tan rápido como podían al hostal-búnker. ¿No estaría siendo un poco exagerado el amigo Hans?... Y por fin llegó el día en que para mí comenzaba realmente la andanza.

Llegué al Aeropuerto Internacional Tambo de Johannesburgo a las 6 de la mañana y me puse en la cola el primero ya que aún no habían abierto el mostrador de facturación. El vuelo que habría de llevarme a la ciudad de Pemba, en el norte de Mozambique, salía a las 8:30. Abrieron el mostrador, puse mi mochila (a la que desde ahora llamaré 20-pa-ká) en la báscula y busqué mi pasaporte. Tras varios repasos a la carpeta en la que llevaba toda mi documentación y a los bolsillos de la mochila pequeña (a la que desde ahora llamaré 5-pe-ké) entré en pánico. ¿Dónde coño está mi pasaporte?. Me aparté de la fila y comencé a vaciar como un loco a 20-pa-ka, arrancándole todo el plástico con el que previamente la había envuelto una de esas peculiares máquinas de los aeropuertos y desparramando por el suelo de la sala toda suerte de utensilios de viaje, como gayumbos, brújulas o chancletas, con total virulencia. El pasaporte no estaba por ningún sitio, ¡y esto sólo está empezando!. Leer resto de la entrada


2. El Guisante Verde Project
Un blog para los cinco sentidos, donde exponemos nuestra experiencia viajera, a través de la música, las imágenes, los libros, la gastronomía... El Guisante Verde Project, nació en 2001, tras un recorrido por Túnez, concretando un proyecto que se remontaba mucho más atrás en el tiempo, aproximadamente a 1997, cuando Internet era aun una posibilidad. Gracias a la red, abrimos nuestro mundo a otros mundos, y vimos lo pequeños que eramos, como guisantes, en realidad. Desde entonces, hemos intentado viajar y conocer otras realidades y otras culturas, y aprender de ellas. Ahora reflejamos aquí esta experiencia que continúa creciendo dia a dia.
Death Valley, viajando en el tiempo

La leyenda de Death Valley comenzó, como no podía ser de otro manera, con la Fiebre del Oro. Los primeros exploradores entraron en Death Valley provenientes de Salt Lake City en octubre de 1849, movidos por la llamada del oro californiano.



Conocedores del desastre de la expedición del grupo de
Donner en Sierra Nevada, debido a las tormentas de nieve, decidieron utilizar una antigua ruta española que la bordeaba, en un intento de evitar las duras condiciones invernales de las montañas. Las dos primeras semanas transcurrieron sin problemas, pero la marcha era más lenta de lo esperado.

Un joven enseñó a algunos un mapa elaborado por el explorador John Fremont, que utilizando una ruta a través de Walker Pass, y atravesando el desierto les ahorraría 500 millas. La mayoría de las 120 carretas decidió seguir esa ruta, mientras que el resto se mantuvo en la original junto con el jefe de la expedición, el capitán, Jefferson Hunt.

Cuando llegaron a Beaver Dam Wash, la visión del cañón así como las dificultades para encontrar agua, provocaron que varios reconsiderasen sus opciones y dieron la vuelta buscando nuevamente el viejo camino español, y a Hunt.

Unas veinte carretas siguieron adelante. Transportar los carros por el cañón llevo muchos días, y finalmente, el pionero que tenía el mapa, una noche, abandonó al grupo… dejándolos a su suerte. Un mes despúes de haber dejado el viejo camino español, llegaron a Groom Lake, donde la ausencia de agua y la indecisión sobre qué camino seguir hicieron acto de presencia una vez más.

Nuevamente el grupo se dividió: Una parte siguió al sur por el sendero indio, con la esperanza de encontrar agua, la otra continuó hacia el oeste. Ambos grupos fueron salvados de una muerte segura por una providencial tormenta de nieve, y se reencontraron en Ash Meadows, en los límites de Death Valley.

Cuando llegaron a Furnace Creek, el 24 de diciembre habían pasado dos meses viajando por el desierto desde que dejaron el viejo sendero. El problema no era solamente el valle, sino las montañas que tenían ante sí. Decidieron seguir hacia el norte, pero al llegar a Stovepipe Wells descubrieron que era imposible seguir con las carretas. En un lugar llamado “Burned Wagons Camp” cerca de las dunas de arena, quemaron sus carretas.

A partir de allí, escalando las montañas y pasando múltiples penurias, llegaron al Walker Pass, lugar que habían dejado tres meses antes. Desde allí, llegaron a lo peor del viaje, el Mojave Desert Plateau, donde sobrevivieron gracias a pequeños restos de hielo y agua.

Finalmente, y de forma milagrosa lograron mantenerse vivos a duras penas, y fueron rescatados por el personal del Rancho San Fernando, en California, cerca de lo que hoy es Newhall. La dureza del desierto, como ponía a prueba la determinación y el carácter de los hombres comenzó a labrarse a partir de esta historia, y sigue acompañando a este lugar hoy en dia. Leer resto de la entrada



3. Cosas de últimamente

Makgadikgadi Pans, en medio del desierto


Estoy en un lugar insólito, en el medio del mundo, bajo la luz de una luna inmensa que refleja el blanco sal debajo de mis pies. Solo otra vez, en la extensa estepa de Mongolia, tuve horizonte por los cuatro costados y nos iluminaba también, casualmente, una hermosísima luna llena. Y también el silencio era absoluto, casi violento, y coincide la extraña sensación de pequeñez, de libertad, como de ingravidez y de total armonía con el resto del mundo, mundo que parece ahora quedar bien lejos de este momento. No sé si es el horizonte infinito, la luna blanca, el silencio o la agradable y tranquilizadora cercanía con todos los que estamos aquí, ahora, como perdidos, pero todo parece insistirme en lo insólito de este instante en el que tengo consciencia de guardarlo para siempre en mi memoria, junto al resto de cosas que le regalan música a mi alma.



Segunda parte. Viajar huyendo de la pobreza


El viaje no por placer o aventura sino porque no quedan más cojones, el viaje huyendo de la pobreza, en de una prosperidad tan soñada como improbable, retratado en el interesante documental de En Portada Cruzando fronteras. Si embargo falta quien se aprovecha de los más desvalidos robándoles lo poco que llevan o secuestrándoles hasta que algún familiar paga rescate por ellos. La dignidad y perseverancia -pero también la mezquindad- humanas en un azaroso viaje al Norte buscando escapar de un destino de miseria.

En Portada - Cruzando fronteras

Emilia Ayala
24.02.2010



La capacidad de resistencia del ser humano es enorme y en los momentos difíciles es cuando nos damos cuenta... "Cruzando fronteras" es un reportaje de personas; de personas con muchas necesidades, de personas que se juegan la vida por intentar llegar a un mundo mejor, de personas que llevan al límite su capacidad de resistencia.
Carlos, Luis, Orlando, Ramón (...) son los nombres de algunas de esas personas; las que nosotros nos encontramos en el camino. El escenario de este reportaje es la frontera sur de México...1.100 kilómetros entre este país y Guatemala y Belice. Para México es su frontera sur, pero para el medio millón de centroamericanos que la cruzan al año es el comienzo de su norte, que es llegar a Estados Unidos.

Carlos, hondureño, lleva años subiéndose a los trenes de mercancías que atraviesan México para llegar al "país de la abundancia"... Es un perro viejo y sabe que no siempre puede decir la verdad... Para Luis, guatemalteco, es su primer viaje y se nota su inocencia. Nos dice que él quiere -junto a su amigo Wilson-, llegar a Los Ángeles y allí buscar trabajo para sacar a su familia de la pobreza... A Orlando el tren "le ganó" una pierna y ahora no ve su futuro... Pidió que le mataran, pero le salvaron. Ramón, también hondureño, nos dice que "ni a leer aprendí, mi país es muy pobre", pero él ha decidido finalizar su viaje en México.

Emigrantes sin papeles

Sí, éste es un reportaje dedicado a los emigrantes sin papeles, pero es más que eso. A través de su viaje intentamos mostrar también cómo es México; y éste es un gran país con muchos pecados. El pecado de la corrupción, el pecado de la impunidad, el pecado de la pobreza y todos estos pecados los sufren los "indocumentados" porque ellos -no lo digo yo, sino las organizaciones que intentan ayudarles a lo largo del camino- son ciudadanos de tercera en este territorio. Muy pocos saben que -aunque sin papeles- tienen derechos.

Sería injusto hacer una descripción "general" del migrante indocumentado; cada cual tiene sus circunstancias, aunque hay una común a todos: la pobreza. A la mayoría les cuesta sincerarse, sobre todo delante de una cámara. Los robos, las violaciones, los secuestros, son "rutina" en sus vidas, pero delante del objetivo se quedan mudos o dicen: "no, a mi no me ha pasado nada, todo bien por el momento gracias a dios"...

El río, el tren y el crimen organizado
Además de las personas en este reportaje yo destacaría otros "personajes no humanos". Uno de ellos es el río Suchiate, que hace frontera entre México y Guatemala... Lo que ocurre en él, el trasiego que hay en su cauce describe en parte lo que es México, "un lugar donde lo legal y lo ilegal no tienen problemas de convivencia; necesitan formar parte de una misma realidad para que todo funcione".

Otro personaje indiscutible es el "tren"... o mejor dicho los trenes de mercancías en los que se van subiendo los emigrantes para llegar a la frontera norte, la que separa a este país de Estados Unidos. Nosotros sólo nos subimos cuando el tren estaba parado y he de reconocer que impresiona sólo la idea de pasar horas y horas encima en los vagones... de día, de noche, con frío, con calor... y con el miedo de que los agentes de migración mexicanos lleguen y todo el esfuerzo se interrumpa y les devuelvan a sus países, de los que intentaban huir.

El personaje más feo de este reportaje y por supuesto el más difícil de retratar es "el crimen organizado", que ha hecho de los emigrantes un gran negocio a través de los secuestros. Resumo más o menos como funciona: les secuestran, les piden los teléfonos de sus familias en Estados Unidos (los que las tengan) y las llaman con esta amenaza: "si no me pagas 3000, 4000 o 5000 dólares mato a tu pariente" y no es una amenaza en falso, lo hacen.
México es también un país de emigrantes. En Estados Unidos viven por lo menos 13 millones de mexicanos, pero sorprende que el "indocumentado" que atraviesa México casi no se relaciona con la población de este país, quizá por lo que decía más arriba: "les consideran personas de tercera".

Historias sin "cita previa"


Este ha sido un reportaje de muchos kilómetros, de bastantes entrevistas concertadas pero también una parte importante -quizá la más interesante- la tuvimos dejar a la improvisación; a mirar por las ventanillas del coche y parar cuando algo nos sorprendía por el camino. Por ejemplo, cuando José, el realizador, pregunto: ¿Qué harán todos esos coches de la policía ahí parados? Esos coches de la policía llevaban a 120 emigrantes que acababan de sacar de un camión... Ésas son las historias que dan fuerza y contenido a este trabajo, pero no se pueden "hacer con cita previa".

Termino, pero antes quiero destacar el trabajo de las casas del migrante, lugares en dónde les dan comida y cama durante unos días antes de subirse al próximo tren. A Alejandro Solalinde, a Flor María Rigoni, a Carlos Bartolo, gracias. ¿Por qué Estados Unidos es la meta para miles, millones de emigrantes? Voy a intentar resumirlo en una conversación que escuche en las vías del tren en Arriaga. Un chico le decía a otro:
-Mira, allí donde yo vivía en Estados Unidos, abría el refri (frigorífico) y estaba lleno. En mi país, nunca vi eso, no hay con qué...




Tercera parte. Migración animal (1) Nómadas del viento

Para terminar les ofrecemos la primera de nuestras incursiones en las grandes migraciones que se realizan en el mundo animal, el magnífico documental Nómadas del viento (Le peuple migrateur, 2001) de los franceses Jacques Perrin, Michel Debats y Jacques Cluzaud que pudimos ver hace poco en la cada vez más ejemplar cadena pública de televisión que es RTVE, en concreto La2. Así que ahora nosotros continuamos la línea y también lo ofrecemos para quien no lo haya visto y quiera fascinarse con este gran documental que acompaña uno de los fenómenos más espectaculares del comportamiento animal, las migraciones masivas en busca de mejores climas y espacios para sobrevivir y perpetuar la especie.

Ambicioso documental sobre la migración de las aves, un viaje que recorre más de 40 países. 4 años de trabajo y más de 140 personas contribuyeron a la creación de un singular estudio, no sólo de las diferentes aves migratorias y sus patrones migratorios, sino del ecléctico, espectacular y sorprendente planeta en el que vivimos. Estuvo nominado al Oscar al mejor documental.