miércoles, 1 de diciembre de 2010

Viajes y Migraciones (3) Viajar a los confines

Para nuestra tercera entrada sobre las cosas del viajar, recordamos la expedición comandada por Alejandro Malaspina, aquella singladura lúcida y humanista que a finales del siglo XVIII, nuestro Siglo de las Luces, compartiendo época con los vientos revolucionarios que empezaban a soplar en Europa, recorrió los confines del casi terminal imperio español de la época.

En los cinco años en los que se llevó a cabo lograron realizar y documentar un estudios y análisis razonados y coherentes de la cartografía, la geografía, la botánica y la zoología de las tierras que en el mundo aún estaban bajo domino español, así como una semblanza cultural y antropológica de las gentes que las habitaban.

A su regreso, la expedición trajo el conocimiento de 14000 especies botánicas nuevas, 900 ilustraciones y el estudio de 500 especies zoológicas de tres continentes alcanzando la misma celebridad que las exploraciones de James Cook o Bouganville. Sin embargo y por razones políticas, el legado del marino italiano y de quienes le acompañaron, todo el conocimiento adquirido durante los cinco años de travesía fueron ignorados y olvidados durante más de un siglo tras la defenestración y encarcelamiento de quien la había comandado.

Sin embargo, más de 200 años después otra expedición inspirada por el mismo espíritu ilustrado y ansia de conocimiento del mundo que vive realizará un viaje similar. De esta forma, la Expedición Malaspina 2010 emprenderá el próximo 14 de diciembre un viaje a bordo de los navíos "Hespérides" y "Sarmiento de Gamboa" alrededor del mundo y durante de siete meses, dispuesta a convertirse en "la mayor expedición de la historia sobre cambio global."

Y si esta gran expedición humana aspira a recorrer unos 76.000 kilómetros alrededor del mundo, cerraremos esta entrada nada menos que con la mayor migración del mundo animal, el viaje de Polo a Polo (unos 70.000 km) que realiza todos los años un animalito de apenas 100 gramos de peso, una pequeña golondrina, el charrán ártico.


Primera parte. Expedición Malaspina, viaje a los confines del Imperio español

Del blog Mare Nostrum recogemos su entrada sobre este viaje iniciático e ilustrado de un italiano que sirvió a España y cómo ésta, desagradecida como casi siempre con quien mejor la sirven, obcecada en volver a sus absolutismos y sus intrigas cortesanas, la España negra que siempre nos persiguió, encarnada esta vez por Manuel de Godoy, el favorito de Carlos IV y la reina. Godoy que temeroso del prestigio de Malaspina y sus ideas liberales, le ninguneó y acusó (parece que con razón) de conspiración, convenciendo al rey de su destitución y terminando por encarcelarle en 1796. Afortunadamente y por presión del mismo Napoleón, salió de la prisión a finales de 1802, siendo deportado a Italia donde permacerá hasta su muerte en 1809.Expedición Malaspina (1789-1794)

Ya han pasado más de doscientos años desde aquel 30 de Julio de 1789, cuando bajo el mando de Alejandro Malaspina, zarparon del puerto de Cádiz las corbetas "Descubierta" y "Atrevida", iniciando así un memorable viaje en cuyo periplo recorrerían la mayor parte del Imperio Español. La gran magnitud de su viaje no sólo se debe a la gran distancia recorrida, sino al espíritu ilustrado que lo caracterizó. Pero empecemos por el principio, ¿quién era Alejandro Malaspina?.
Alejandro Malaspina, nació en el pueblo italiano de Mulazzo en el año 1754. Perteneciente a una noble familia, recibió una refinada educación en el Colegio Clementino de Roma, el cual gozaba de gran prestigio, y donde adquirió sus conocimientos humanistas. Ya en su adolescencia, se inclinó por la carrera de las armas y entró como guardiamarina en la Armada Española. Su prestigio va en aumento y es reconocido como uno de los mejores marinos del momento. Es en ese momento de su vida cuando surge la idea de realizar un gran viaje con carácter científico a través de las posesiones españolas en ultramar.

En su proyecto se recogen cientos de estudios hidrográficos, zoológicos, botánicos y astronómicos, pero también el estudio político y económico, lo que a la larga le deparó graves disgustos.
En el momento de zarpar los barcos, su primer objetivo es el puerto de Montevideo, a donde llegan en 52 días de tranquila navegación por el Atlántico. Estando allí deciden hacer una excursión al pequeño poblado de Maldonado, formado por casas de barro en una zona de arenales y pantanos. Este lugar se conoce en la actualidad como Punta del Este y es una de las zonas turísticas más conocidas internacionalmente.

Tras una breve estancia en Buenos Aires, el 3 de Diciembre de 1789 mantienen el primer encuentro con los habitantes de la Patagonia, conocidos como patagones.
Sobre este desconocido pueblo circulaba la leyenda de su gigantesca estatura, según los testimonios recogidos por numerosos marinos como Byron y Boungainville y que fue muy comentada por toda Europa, incluyendo a los más grandes sabios de la Ilustración como Malpertius, Buffon, Voltaire, Diderot y muchos otros. La expedición española convivió unos días con ellos, descubriendo unas gentes nobles muy lejos de todas las fantasías que se comentaban sobre ellos.Desde allí se dirigieron a las Malvinas, donde España mantenía un establecimiento formado por convictos y soldados. Tras una cortísima estancia se deciden a entrar en el Océano Pacífico a través del Cabo de Hornos (imagen al lado, El Cabo de Hornos, una inmensa masa de granito de cuatrocientos metros de altura, precipitándose hacia el mar) en perpetuo desafio, punta sur del continente americano y que todavía estaba sin cartografiar. Desde allí, el primer puerto refugio es la isla de Chiloé, situada a más de 2.000 kilómetros. Para llegar atraviesan los parajes más inhóspitos para la supervivencia humana. Aún hoy, a las puertas del siglo XXI, estas tierras siguen despobladas.

Continúan viaje hacia el norte pero, mientras la "Atrevida" se dirige al puerto de Valparaíso, la "Descubierta" lo hace hacia la isla de Juan Fernández.
Esta isla fue durante siglos refugio de piratas, corsarios y balleneros, pero su visitante más famoso fue Alexander Selkirk, marino de origen escocés que sobrevivió en la más completa soledad durante 4 años y 4 meses, tras ser abandonado allí a su suerte. Cuando por fin regresó a su país, su historia llegó a oídos de Daniel Defoé, y le sirvió de base para su novela Robinson Crusoe.

Reunidos de nuevo en Valparaíso, prosiguen su rumbo haciendo escala en Santiago de Chile -donde se les incorpora el naturalista de origen checo Tadeo Haenke- y posteriormente se detienen en El Callao, en Guayaquil y en Panamá, hasta llegar a las actuales costas de México, en aquella época llamada Nueva España.
Allí se dedicaron a visitar los enclaves más importantes, como México, la capital del virreinato, Guanajuato, conocida por sus minas de plata, y Acapulco, el puerto más importante del Pacífico y donde recalaba el Galeón de Manila, que hacía la ruta comercial desde el archipiélago de las Filipinas.
El siguiente reto de Malaspina fue dirigirse al norte a buscar el llamado Paso del Noroeste, que se suponía unía los océanos Pacífico y Atlántico. Recorren las costas de Alaska y entran en contacto con las tribus indias de los tingli (al lado, poste totémico realizado por los tinglit con motivos funerarios. Dibujo realizado por Fernando Brambila. Museo Naval) e incluso llegan a encontrarse con esquimales.

Después de cartografiar extensamente toda la zona regresan al sur, hasta el puerto de Monterrey, en California, donde existían varios asentamientos hispanos, la mayor parte misiones o centros penitenciarios.
Posteriormente, inicia la travesía más larga de todas y que le conduciría hasta las islas Filipinas. En Manila, la capital, fallece el naturalista Antonio Pineda, el cual tenía a su cargo la coordinación de todas las tareas naturalistas y que supuso un duro golpe para los expedicionarios. Su posterior objetivo sería Australia y más concretamente el puerto de Sydney. En aquella colonia británica fueron amablemente acogidos, dado el carácter científico de las embarcaciones visitantes.
Desde allí, se dirigen al archipiélago de las Tonga, (al lado, baile en la playa de Nutka por Tomás de Suria. Museo Naval) donde son agasajados por los indígenas, encabezados por su jefe Vuna, con el que Malaspina hizo gran amistad. En aquella estancia quedó bien patente el mito del buen salvaje. El regreso de la expedición, se realiza a través de América, dejando por tanto sin completar la circunnavegación del globo, pero según parece el cansancio y la tensión acumulada durante el largo viaje hacían peligrar la convivencia a bordo. Haciendo escala en El Callao y tras doblar de nuevo el Cabo de Hornos, llegan a Cádiz el 21 de Septiembre de 1.794.
La situación en España es muy distinta a la de su partida, sus amigos, que habían impulsado el proyecto, han sido sustituidos por otras personas que apenas sienten interés por las posibles aportaciones de aquel viaje; aún así, se le encarga que redacte los informes pertinentes. En ellos se dedica a descalificar la situación política y financiera de las colonias y propone un gobierno más liberal representado por personajes de gran prestigio como son el Duque de Alba, Jovellanos o el Conde de Revillagigedo.

Al año siguiente la monarquía absolutista española se encuentra en declive y en un intento de evitar su caída, busca dar un golpe de efecto y califica las ideas de Malaspina de conspiración.
Malaspina es detenido, juzgado y encarcelado en el castillo de San Antón en La Coruña, sirviendo así de víctima propiciatoria y pasando totalmente al olvido hasta el año 1803, en el que regresa a Italia. Allí permanecerá hasta el 9 de Abril de 1810, fecha en la que fallece.

Triste es saber que, como casi siempre sucede en nuestro país, no se supo aprovechar los conocimientos geográficos, biológicos, antropológicos y políticos que proporcionó tan magna expedición y han tenido que pasar más de dos siglos para que se le reconozca su gran valor. Afortunadamente toda la documentación, aunque olvidada, fue custodiada en diversos archivos y gracias a ello se ha podido constatar la verdadera magnitud de aquella empresa, cumbre de la Ilustración Española.




'Malaspina 2010', la mayor expedición marina de la historia

Para celebrar el Año Internacional de la Biodiversidad (2010) y el 200 aniversario de la muerte de Alessandro Malaspina (1754 - 1810), 400 investigadores de todo el mundo (250 de ellos, españoles), integrados en 27 grupos, se embarcarán en el Hespérides durante siete meses en la Expedición Malaspina 2010, bautizada ya como "la mayor expedición de la historia sobre cambio global", bajo la coordinación general del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el apoyo de la Armada española.Su travesía navegará desde Cartagena a Cádiz, Miami, Río de Janeiro, Ciudad del Cabo, Perth, Sidney, Honolulú, Panamá, Cartagena de Indias, Cádiz, Cartagena (Murcia). Más de 41.000 millas (unos 76.000 kilómetros) alrededor del mundo. En su Facebook viene su espíritu fundacional con el que nos identificamos y del cual se sentiría honrado el mismo navegante italiano:
Este proyecto desarrollará la campaña de circunnavegación Malaspina 2010 con los siguientes objetivos:

a) Generar un inventario coherente y de alta resolución del impacto del cambio global en el ecosistema del océano y explorar su biodiversidad, particularmente en el océano profundo.

b) Crear, a partir de la participación de una amplia representación de la comunidad científica oceanográfica española, liderazgo y plataformas de cooperación en su seno, combatiendo así la fragmentación y la pérdida de relevancia que acoje a esta comunidad actualmente.

c) Formar una nueva generación de jóvenes investigadores con una perspectiva global en el funcionamiento de los ecosistemas marinos.

Celebrar el 200 aniversario del nacimiento de Charles Darwin (1809-2009, este último declarado Año Intenational de la Biodiversidad) y de la muerte de Alejandro Malaspina (1810), que dirigió la primera expedición científica española de circunnavegación.

Con Malaspina 2010 también se desea aumentar el conocimiento social sobre el papel que España jugó en la exploración de los recursos del planeta e informar a la sociedad de los aspectos precedentes. Esto aumentará su conocimiento sobre los impactos del cambio global en el océano y sobre las oportunidades de descubrimientos importantes en la biodiversidad del océano profundo.

En fin, un proyecto realizado por gente talentosa y con ganas de enseñar y aprender, de los que molan y tristemente no abundan en nuestro país, a los que seguiremos y apoyaremos desde nuestro blog. Que tengan suerte.





Segunda parte. Charrán ártico, viaje a los confines del mundo

Terminamos la entrada, con la mayor demostración de poder y determinación de la Naturaleza en cuanto a periplos migratorios animales se refiere, el realizado por el charrán ártico (Sterna paradisaea). Este simpático animalejo (que diría nuestro recordado Félix R. de la Fuente) viaja todos los años más de 70.000 kilómetros, dos veces de polo a polo, persiguiendo los veranos ártico y antártico, en la migración animal más larga del mundo.Un equipo de investigadores que incluye científicos de Groenlandia, Dinamarca, los Estados Unidos e Islandia han conseguido seguir los movimientos migratorios de esta ave gracias a un diminuto dispositivo de algo más de un gramo de peso que ha posibilitado la monitorización y rastreo de sus itinerarios transcontinentales, el mundo natural pasmándonos una vez más, con el viaje increible de este bello y corajudo animalito en su incansable búsqueda del sol.

El charrán ártico (en la imagen) viaja más de 70.000 kilómetros en su viaje de migración anual de polo a polo, el equivalente de tres viajes de ida y vuelta a la luna durante toda su vida. Los investigadores utilizaron un pequeño instrumento de 1,4 gramos denominado geolocalizador para seguir la migración del animal. El dispositivo ha sido desarrollado por la institución británica y su uso en aves marinas está revolucionado el conocimiento de sus patrones de migración y además supone una ayuda para identificar los puntos biológicos importantes, explica Richar Phillips, coautor del estudio.
Cada año, estas pequeñas aves marinas viajan alrededor de 71.000 kilómetros desde Groenlandia hasta el Mar de Weddell, en las orillas de la Antártida, y vuelven a sus terrenos de apareamiento en Groenlandia. Los investigadores han descubierto que las aves no vuelven de forma inmediata al sur sino que pasan casi un mes en mitad del Océano Atlántico Norte, aproximadamente a 1.000 kilómetros al norte de las Azores. Después de esto, las aves continúan su viaje hacia el sur por la costa noroeste de África y aproximadamente hacia las Islas de Cabo Verde la mitad de ellos continúa bajando por la costa de África y la otra mitad cruza el Océano Atlántico para seguir una ruta paralela bajando la costa este de Sudamérica. Todas las aves pasan los meses de invierno del norte en las aguas del Antártico.En su largo viaje, las aves no eligen la ruta de vuelta más corta a sus lugares de apareamiento de Groenlandia sino que realizan un patrón de 'S' gigante hacia el norte a través del Océano Atlántico, una bifurcación de varios miles de kilómetros de la línea recta hacia el norte que dirige a sus colonias.

Según explica Carsten Egevang, director del estudio, "el trabajo sobre la migración de las aves marinas nos proporciona un conocimiento detallado sobre las migraciones a larga distancia en momentos del año en los que suele ser imposible seguirlas".
Egevang añade que el análisis muestra que la conducta de las aves está muy asociada con los parámetros biológicos y físicos de la ruta de migración. "Se detienen en su migración hacia el sur para pasar tiempo en las aguas muy productivas del Océano Atlántico. En comparación con esta localización de parada, el área marina que se encuentra hacia el sur es menos productiva.Claramente, los charranes árticos han aprendido a 'rellenar depósito' antes de cruzar áreas del océano con limitadas opciones para alimentarse". Iain Stenhouse, coautor del estudio, señala que la forma en 'S' del viaje de vuelta en primavera indica que las aves se aprovechan de los sistemas de viento globales existentes para reducir los costes energéticos en su largo viaje hacia el norte. Los charranes árticos viven hasta los 34 años de edad y hacen el viaje anual entre el Ártico y la Antártida a lo largo de toda su vida adulta. Cuando se añade, la distancia total que vuelen a lo largo de su vida equivale a tres viajes ida y vuelta a la Luna. "Este es un asombroso logro para un ave que pesa sólo algo más de 100 gramos", concluye Carsten Egevang. Europa Press
Entradas relacionadas:
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