miércoles, 29 de junio de 2011

Comida (6) Consumo sostenible de pescado


Primero - Guía de consumo responsable

En esta cuarta entrada sobre la comida volvemos a incidir en la problemática de la pesca en la actualidad y la comenzamos con
una pequeña guía de consumo responsable del pescado que aún se encuentra en las pescaderías de nuestro país:

Especies recomendadas: Especies no sobreexplotadas y cuya captura tiene un impacto leve sobre los ecosistemas o provienen de instalaciones de acuicultura responsable:

Almejas y berberechos / Arenque del Atlántico / Bacalao de Islandia / Centollo / Trucha Arcoíris / Mejillón / Navaja / Nécora / Ostra / Percebe / Pulpo de Nasa / Rubio / Sardina

Especies a consumir con moderación: Existen problemas asociados a su captura o cultivo, por lo que se recomienda un consumo moderado:

Albacora o Bonito del Norte / Atún rojo de Almadraba / Anchoa-Boquerón / Caballa o Verdel / Calamar común / Chirla / Cigala / Dorada / Gallineta / Lenguado / Liba-Eglefino-Merlán / Lubina / Merluza Europea / Pez Espada-Emperador / Pulpo común de arrastre / Rabil / Salmón del Atlántico / Salmonete / Sepia, Choco de arrastre

Especies a evitar: Su población está sobreexplotada o agotada y su captura es muy destructiva o procede de una acuicultura que daña gravemente los ecosistemas:

Anguila / Atún rojo / Bacalao del Norte / Besugo / Esturión, Beluga y Caviar / Fletán o Hálibut / Gallineta Nórdica / Langostino / Mero Cherna de Ley / Pez Espada Mediterráneo / Pez Reloj Anaranjado / Rape del Atlántico / Rayas / Rodaballo


Segundo - La pesca hoy es como cosechar siete veces al año

por Borja Bas 10/01/2011

Se le quitan a uno las ganas de abrir una lata de atún. Escuchar a Charles Clover, máximo activista por la sostenibilidad de los mares, supone replantearse muchos hábitos alimenticios. Escoge el restaurante de Sergi Arola por ese compromiso. Aquí no encontraremos atún rojo, caviar o anguilas; ninguna especie en vías de extinción. El periodista vino a presentar la web en castellano de Fish2fork, una base de datos del tipo de pescado que sirven nuestros restaurantes.

Según se sienta, pide una jarra de agua. "En Madrid tenéis un agua muy bien tratada. No tiene ningún sentido pedir una botella que hayan tenido que trasladar hasta aquí, con el consecuente impacto medioambiental".

Con su verbo acelerado y maneras innatas de gentleman, detalla los males que está deparando la pesca de arrastre, reflejados en su libro The end of the line, que ha sido convertido en documental (en español, con Miguel Bosé como narrador). En él se muestra, por ejemplo, cómo puso al Nobu, la cadena de restaurantes japoneses de las estrellas, contra las cuerdas. "También tengo mi lado Michael Moore", bromea mientras fotografía cada receta detallista que desfila ante sus ojos.

"La sostenibilidad define también la calidad de lo que comemos. Las sardinas, por ejemplo, son una alternativa excelente a otros pescados: son baratas, su consumo no tiene un grave impacto y además son sanísimas", dice degustando uno de los platos insignia de Arola.


Su carrera medioambiental comenzó temprano. En los sesenta, su madre repartía folletos para proteger su idílica tierra natal, North Essex, de la expansión urbanística. Con siete años, él manejaba la máquina con que se imprimían. "Sospecho que esa batalla me convirtió en lo que soy. Mi padre es granjero, y mi madre me introdujo en la pesca con mosca. No es que sea como Robert Redford en El río de la vida, pero me defiendo". A los 21 años, cuando ya ejercía de corresponsal del Daily Telegraph, logró un salmón de 10 kilos. "De pronto, los grandes salmones dejaron de remontar algunas comarcas. Pensé: 'Si los pescadores recreativos podemos sobrepescar un río, qué no estará pasando en el mar. En 1990, escuché a un científico una de las mejores analogías para comprender lo que sucedía: comparaba el impacto de la pesca de arrastre en la zona con recoger la cosecha de un campo siete veces al año en lugar de dos".

En su lucha ha encontrado aliados célebres. Junto a Alberto de Mónaco ha denunciado la sobrepesca de atún de aleta azul en el Mediterráneo. "El Principado no es una potencia pesquera, pero su economía se sustenta en la gente rica que acude allí. En los últimos años, para bañarse tienen que poner una redecilla alrededor de los yates porque está plagado de medusas. Como bien sabemos, el principal depredador de las medusas es el atún. Alberto me dijo: 'Si es un problema para mis ciudadanos, lo es también para mí".

Su próximo socio es Carlos de Inglaterra. Clover ejerció durante 10 años de consultor suyo -"de manera privada", matiza- en asuntos ecológicos. "Tras ver mi documental, me dijo: 'Charles, a partir de ahora prestaré especial atención a la industria pesquera y los océanos". Lamenta tener que salir volando al aeropuerto y quedarse sin el postre de chocolate.

Segunda parte. Pescado "low cost"


Un documental de Joan Sella. 20.09.2010


Los cocineros Valenti Mongay y Pep Nogué lideran a un grupo de colegas que intenta difundir preparaciones de pescado de bajo precio con el fin de atenuar la sobrepesca de las especies más demandadas por el mercado y de supervivencia problemática, como el atún, el rape y la merluza.

El sector pesquero denomina "pescados sin precio" a determinadas especies que, por la abundancia de sus capturas, son económicamente muy poco valoradas por el mercado. En este apartado entrarían según las épocas- el jurel, la caballa, la araña y la rata de mar, la maira, la brótola por citar sólo algunas. Al no ser estos pescados valorados, el sector no los tiene como objetivo de sus capturas. Se cierra así un círculo vicioso o, hablando con mayor propiedad, se trata de una pescadilla que se muerde la cola

Mongay y Nogué, miembros del movimiento Slow Food, organizan periódicamente unas "Jamm sessions de pescado sin precio" en la que diversos cocineros de agrupan para dar un tratamiento de alta cocina a estos ejemplares. Creen que la divulgación de estas especies es una buena herramienta para influir en los hábitos del mercado, hábitos condicionados ordinariamente según explica Lluís Sureda, Patrón mayor de la Cofradía de pescadores de l'Escala (Girona)- por la demanda de especies con pocas espinas.

La iniciativa de los cocineros de Slow Food está en plena sintonía con los planteamientos de la campaña "Océanos" de Greenpeace, que viene denunciando el escaso compromiso ambiental de la mayoría de cadenas de grandes superficies que es (datos de Greenpeace) donde se vende el 70 del pescado que consumen los españoles.




Tercero - Los biólogos instan a consumir más sardinas y menos atún

El nivel de consumo actual de grandes pescados es insostenible. España es el sexto país del mundo en impacto ambiental sobre los ecosistemas marinos

Josep Corbella | Barcelona | 22/09/2010

Para el cuerpo humano, cien gramos de atún aportan aproximadamente los mismos nutrientes que cien gramos de sardinas. Pero para el medio ambiente, esos cien gramos de atún suponen un daño casi cien veces mayor que los de las sardinas, según una investigación codirigida por el ecólogo marino Enric Sala que aparecerá en octubre en la edición americana de National Geographic (en diciembre en la edición española).

"Si queremos preservar los ecosistemas marinos para que las próximas generaciones puedan seguir comiendo pescado como nosotros, deberíamos consumir menos grandes depredadores como los atunes", declaró ayer Sala en entrevista telefónica desde Nueva York, donde asistía a una sesión de trabajo de la Iniciativa Global Clinton para buscar soluciones a los problemas de los océanos.

En lugar de atunes, rodaballos y tiburones, todos ellos depredadores ampliamente consumidos en el mundo, los biólogos marinos instan a comer especies que se encuentran más abajo en la cadena alimentaria. Es decir, especies que son presas y no sólo depredadoras. Por ejemplo, peces pequeños (como sardinas), cefalópodos (como sepias y calamares), moluscos (como mejillones y berberechos) o peces herbívoros (muy consumidos en China, aunque poco en España). "Y también más verduras en lugar de tanto pescado, que son igualmente saludables y tienen un impacto menor sobre el medio ambiente", añade Enric Sala, investigador del Centre d'Estudis Avançats del CSIC en Blanes y de la National Geographic Society.

En la investigación que Sala ha codirigido junto a Daniel Paluy, de la Universidad de British Columbia (EE.UU.), España destaca como el país que más pescado consume de Europa después de Rusia y el número 11 en el conjunto del mundo. Con una ingesta media de casi cien gramos diarios por persona (contando las partes que se desechan como cabezas y espinas, así como el pescado que se tira), España consume un total de 1.600 toneladas de pescado al año.

Pero la principal novedad de la investigación de Enric Sala y Daniel Pauly es que incorpora una nueva unidad de medida que llaman huella de la pesca. Estudios anteriores habían calculado los kilos totales de pescado capturados o consumidos por un país. Pero la huella de la pesca permite precisar mejor el impacto ambiental teniendo en cuenta las distintas especies de pescado que se consumen.

"Cada pescado es diferente –explica Pauly en un comunicado difundido por la National Geographic Society–. 

Una libra de atún tiene una huella unas cien veces mayor que una libra de sardinas". Esta diferencia entre atunes y sardinas se debe a que un atún debe ingerir el equivalente a su peso corporal cada diez días para sobrevivir, de modo que un atún de gran tamaño puede tener que comer 15.000 peces pequeños al año para sobrevivir. "Los consumidores no suelen ser conscientes de que extraer del mar un kilo de atún tiene un impacto mayor que extraer un kilo de anchoas", añade Sala. Pero "es la misma diferencia que hay entre cazar ratones y cazar leones".

Para poder comparar el impacto de la pesca entre especies diferentes, Sala y Pauly han ideado una unidad de medida que indica la cantidad de materia biológica necesaria para obtener un kilo un pescado. Por ejemplo, hace falta cerca de una tonelada de organismos microscópicos, que son comidos por unos animales que a su vez son comidos por otros, para obtener al final un kilo de atún. En cambio, bastan unos diez kilos de organismos microscópicos para obtener un kilo de sardinas o de anchoas.

Cuando se tiene en cuenta la huella ecológica, España asciende al puesto número 6 en la clasificación de países que tienen un mayor impacto medioambiental por su consumo de pescado. Le superan únicamente –por este orden– China, Japón, Estados Unidos, Indonesia y el Reino Unido, países todos ellos con una población muy superior a la española. Esta posición tan destacada de España en el ranking de impacto medioambiental sobre los ecosistemas marinos se debe a la tradición de comer pescados que se encuentran en la parte alta de la cadena alimentaria, como atún, merluza, lubina o bacalao.

Sala reconoce que su recomendación de comer menos pescado y más verduras choca con la recomendación de las sociedades médicas de comer pescado por lo menos dos veces por semana. La recomendación médica se basa en que el pescado aporta grasas omega 3 que reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares. "Esto puede plantear un dilema a los consumidores", admite. Precisamente para abordar esta cuestión, Sala está desarrollando un proyecto con la National Geographic Society que informará a los ciudadanos de la huella ecológica de las distintas especies de pescado. De este modo "les será más fácil elegir las que tienen un impacto menor sobre los ecosistemas marinos".

miércoles, 22 de junio de 2011

Olvido (3) Errores, memoria, olvido


Uno ya va teniendo sus años, no muchos todavía y ya le acompañan demasiados fantasmas. La memoria, a veces, es una caja cerrada en la que revolotean como moscas zumbonas los recuerdos y uno pide, por caridad, que alguien le ponga en los labios la absenta del olvido.

Xuan Bello. Los cuarteles de la memoria


Primera parte. Errores, memoria, olvido

Surgiendo inoportunos de las sombras de nuestra personalidad, de las fallas de nuestro carácter, vivimos cometiendo errores, casi a diario. Meteduras de pata un poco vergonzantes, estupideces inopinadas, malas decisiones que chafan un encuentro, arruinan una relación o cambian una vida, dislates que al poco de cometerlos te llevan a preguntarte en qué demonios estabas pensando en ese momento para que se te fuera así la pinza. Sólo con recordarlos podemos sentir el mismo amargo regusto del bochorno íntimo que entonces sentimos, y arrugamos el ceño y musitamos buff, qué mal.... Y lo peor es que algunos, afortunadamente pocos, se resisten a desaparecer de nuestra memoria, nos pueden perseguir durante unos días o chirriar en nuestro hipocampo durante años, anclándonos, aunque sea por un momento, a un pasado recalcitrante y cansino.

Así que para poder continuar con nuestras vidas y que estos dislates íntimos no las mediaticen, nuestro cerebro, siempre vigilando por nuestra supervivencia, dispone del poder difuminador del olvido. Porque lo que no es memoria es olvido, hablando de una se habla de su contrario, nuestros olvidos como negativos de nuestros recuerdos. De los resortes de ambos en nuestro cerebro nos habla el investigador escocés Michael C. Anderson en una interesante entrevista aparecida en la web Noticias de Gipuzcoa.

"El olvido es un mecanismo del cerebro que nos permite vivir en el presente"
"Olvidar es un proceso más activo del que pensamos". Ésta fue una de las reflexiones que transmitió Michael C. Anderson, investigador de la Universidad de St.Andrews (Escocia), en la conferencia que ofreció ayer en Donostia, en el marco del 7º Congreso de la Sociedad Española de Psicología Experimental que finaliza hoy.

El profesor Anderson, experto en los procesos mentales que tienen que ver con la memoria, comenzó ayer su ponencia con el relato sobre una mujer que goza de un cerebro que evoca detalles del pasado de forma "incontrolable y automática"; los recuerdos acuden a su mente sin parar. Es la historia de A.J., un caso conocido en el ámbito de la psicología.

¿Es posible tener una memoria tan extraordinaria?

Todavía no saben por qué su memoria es tan buena. Puede recordar todo. Es sorprendente. Cada vez que sus allegados tienen alguna duda de cómo sucedió algo que concierne a la vida familiar, le preguntan a ella porque saben que lo sabrá. Todo el mundo desea no perder la memoria.

¿Ella se siente bien con toda esa capacidad?

Tiene sentimientos encontrados. Por un lado, le gusta tener esa habilidad especial que le hace diferente de otras personas. Pero también recuerda cosas que no son agradables. No puede olvidarlas, tal y como otros hacen, por lo que las recuerda una y otra vez, una y otra vez.

Así que el olvido no es tan malo como parece.

Es una forma de poder vivir el presente. De alguna forma, es un mecanismo de la mente gracias al que dejamos atrás el pasado. Ella, de alguna forma, recuerda sin parar cosas que le han pasado, por lo que vive simultáneamente en el presente y en el pasado. En su cabeza rondan recuerdos que la llevan con insistencia al pasado. Es como si tuviera dos pantallas en la cabeza: una del pasado y otra del presente. Y no puedes hacer nada, porque logras inhibirte de ciertos recuerdos, pero no mucho. Cuando no queremos vivir anclados en el pasado, solemos olvidar lo que nos ha pasado. Ocurre algo parecido cuando tienes una discusión con tu mujer o tu pareja. Para superarlo es mejor intentar olvidar ese problema y no estar todo el rato recordando lo que pasó.

¿Los científicos saben definir exactamente lo que es la memoria?

Sabemos qué es, pero sólo de una forma muy general. La explicación más extendida sobre cómo el cerebro crea la memoria se basa en la relación que hay entre las neuronas, es decir, las células nerviosas del cerebro. Este órgano cuenta con miles de neuronas que se comunican entre sí. Por lo tanto, la memoria se representa como un patrón de comunicación entre cada célula. Cuando se refuerza la relación entre distintas células, los impulsos saltan de una a otra con mayor facilidad, por lo que ese recuerdo será más fuerte. Pero la cuestión principal sobre la base neuronal de la memoria sería la siguiente: ¿Qué cambia en la memoria cuando pensamos en algo? Más difícil todavía. ¿La memoria se encuentra en algún lugar concreto del cerebro? Ése es otro de los temas que más importancia está cobrando en este ámbito. Parece que la memoria está repartida en distintas áreas del cerebro. Actualmente se está experimentando sobre imágenes, sonidos y pensamientos y se viene observando que distintas partes del cerebro se encargan de gestionar esas informaciones. Cuando recuerdas algo, se da una especie de cooperación entre las distintas áreas que estuvieron presentes en la experiencia original, de modo que consiguen recrear ese momento.

¿Por qué se eliminan recuerdos de la memoria?

Puede haber distintas razones que lleven al olvido, ya sean causas intencionales o accidentales. Hay indicios que dicen que la pérdida de un recuerdo se debe a la muerte de las neuronas y la pérdida de conexión entre ellas. Puede pasar porque repetimos una misma acción durante mucho tiempo; por ejemplo, cuando aparcamos todos los días el coche en el mismo párking. Es muy difícil recordar dónde lo dejamos hace tres semanas, porque hemos guardado en la memoria muchísimas otras experiencias del mismo tipo.

¿Pero podemos borrar los recuerdos voluntariamente?

También hay recuerdos que olvidamos intencionalmente. Eso se debe a un proceso de inhibición de los recuerdos, que es lo que estamos estudiando. Cuando existe algo que te disgusta y no quieres recordarlo, lo eliminas de tu cabeza. Se trata de un proceso neurobiológico que llega a reprimir un recuerdo. Por ejemplo, cuando llegas a casa por la noche y tu pareja te pregunta si has enviado la carta que te había dado esa mañana. Respondes: "¡Me olvidé!" Quizá sea verdad, pero porque no te apetecía mucho hacerlo y dijiste: ya lo enviaré un poco más tarde. Y luego te olvidaste.

¿Realmente se puede eliminar un recuerdo completamente?

No lo sabemos, pero observamos que podemos intentar recordar algo con todas nuestras fuerzas y no conseguirlo. Y, más tarde, puede que nos acordemos de ello de repente ¿Cómo saber si hemos borrado totalmente algo de la memoria o si todavía sigue ahí? Una vez que iba a viajar a Europa desde Estados Unidos, me di cuenta de que no encontraba mi pasaporte. Estuve casi siete horas buscándolo por todas partes en mi casa. Me paraba y intentaba recrear dónde lo había dejado. Pero no lo conseguía. Al final, me fijé en una caja y me acordé de que lo había dejado allí dentro. Incluso tras haber estado pensando durante siete horas dónde lo había dejado, fue un objeto el que me hizo recordar lo que necesitaba.

lunes, 20 de junio de 2011

Humor (5) Padre de familia

Para nuestra sexta entrada dedicada a eso tan vivificante como indispensable que es el humor ponemos foco en nuestra serie de animación preferida, Padre de familia, algunos de cuyos gags ya han acompañado varias entradas de este blog, donde tiene su propia etiqueta.

Creada en 1999 por el genialoide Seth McFarlane (que además presta su voz a Peter, Brian y Stewie), Padre de familia adoptó el modelo de (los también magníficos) Los Simpsons, de familia disfuncional viviendo en los suburbs de una pequeña localidad estadounidense, a través de la cual sus creadores se rien de los absurdos de la sociedad de ese país.
Pero aún con estos paralelismos entre ambas (también algunos gags parecidos), es normal que la iniciática y longeva serie de personajes amarillos haya influenciado, como el resto de la cultura pop norteamericana, en la fértil imaginación de McFarlane para la creación de su serie.
Sin embargo donde los Simpsons ponían ingenio, ironía y un humor intencionado pero políticamente correcto, Padre de familia añade vitriolo, surrealismo, gags cafres, flatulencias y referencias sexuales. De hecho en las últimas temporadas de los Simpsons éstos han intentado acercarse al modelo PF para llegar a un público más amplio, pues la serie de Matt Groening ha ido perdiendo frescura y gracia con los años y las incesantes repeticiones.
Family Guy es un puro derroche de ingenio en cada episodio, con sus tramas desopilantes, sus delirantes puntos de giro, sus increibles números musicales, las disparatadas digresiones y flash-backs, la multitud de referencias cinéfilas, literarias y televisivas, mientras vivisecciona las contradicciones y perversidades de la sociedad estadounidense.
Es esta una serie que, en su bizarra originalidad, no es entendida de primeras por mucha gente, que no entienden por qué el perro habla, por qué la hija es humillada sistemáticamente y si al bebé se le entiende o no. Una vez que esas minucias quedan sobrepasadas y entras en el universo Family Guy ya puedes disfrutar a lo largo de sus nueve temporadas, aunque como suele ocurrir es a partir de la tercera temporada cuando se empieza realmente lo bueno. Nuestros lectores ya les conocerán, pero estas son algunas semblanzas de los personajes principales (con algunos datos de Wikipedia) de esta serie:
Peter Lowenbrau McFinnigan Griffin, gordo y descerebrado (declarado técnicamente retarded en un episodio que les ofrecemos en esta misma entrada), machista y grosero, gusta de emborracharse con sus amigos en La almeja borracha, el bar del pueblo.
Descendiente de irlandeses pero también de un esclavo negro, trabajó como operario industrial en la fabrica "Me-Importa-Un-Pepino" donde ejercía de inspector de seguridad en la cadena de montaje; tras morir su jefe pasó un tiempo en el paro y se dedicó a la pesca tras conseguir un barco al que bautizaría como: S.S. Más poderoso que Superman, Batman y el Increíble Hulk juntos. En las últimas temporadas trabaja en la cervecería Pawtucket Patriot.
Peter vive en un mundo de fantasía creado por su extravagante mente batidora en la que mezcla series televisivas, episodios históricos inventados y demás nonsenses que le hacen protagonista de toda clase de peripecias y situaciones absurdas que vertebran los episodios de la serie. Un crack en lo suyo.
Lois Pewterschmidt Griffin, es la esposa de Peter, cuya familia forma parte de la aristocracia de Rhode Island, a la que renunció tras casarse con Peter Griffin. Es una pelirroja y atractiva ama de casa, que intenta aportar algo de sentido común a las continuas majaderías de Peter, aunque tiene un pasado de excesos con el sexo y las drogas que aflora de vez en cuando.
Stewart "Stewie" Gilligan Griffin, es el pequeño de la familia, un pequeño anticristo de gran inteligencia que sueña con matar a Lois y dominar el mundo, aunque su naturaleza bebé se interpone algunas veces a su ansia matricida. Cruel, libertino, pedante (inspirado por el Rex Harrison de My fair lady) y de tendencias homosexuales, hace partícipe de sus planes de destrucción a su oso de trapo Rupert y mantiene una relación de amor-odio con Brian (el único de la familia con el que puede entenderse), con el que corre las mayores aventuras pero al que no dudará en dar una paliza si no le devuelve dinero prestado.
Brian Griffin. Es el perro de los Griffin aunque considerado un miembro más de la familia. De ideas progresistas, gustos refinados y amplia cultura, Brian anda y habla como un ser humano e incluso conduce un Toyota Prius, pero su naturaleza perruna le juega malas experiencias, como cuando ha de arrastrarse por la moqueta frotándose el culo porque tiene lombrices o cuando le lleva a la familia pájaros muertos a modo de regalo.
Tiene algunos problemas con el alcohol, es firme defensor de la marihuana y en algunas ocasiones le dio a la farlopa cuando trabajó de perro policía. También fue limpiacristales, taxista, director de películas porno y columnista del New Yorker y estuvo años escribiendo una novela llamada "Más rápido que la velocidad del amor", que resultó ser un fracaso.
Está enamorado de Lois e incluso llegó a estar casado con ella cuando Peter fue dado por muerto cuando éste naufragó (como podrán ver en uno de los episodios que seguidamente les ofrecemos) aunque su espinita clavada es que nunca llegaron a consumar, de ahí la tensión sexual no resuelta con ella que a veces aflora...
Christopher "Chris" Cross Griffin. Chris es el hijo mediano, es alto, torpe, rubio, simple y obeso, como una versión adolescente de Peter. Le gusta dibujar y vive atemorizado por un mono que habita su armario, pero que en cuanto Chris se marcha se relaja fumándose un porro y escuchando rock and roll por los auriculares. Chris es algo lento y muy influenciable y vive, como todos los de su edad, en la frontera entre la niñez y las hormonas disparadas de la pubertad. No tiene mucha suerte con las chicas, principalmente por hacer caso a su padre y es objeto del deseo del viejo pervertido Herbert.

Megan "Meg" Griffin. Es la hija mayor aunque también la más marginada de la familia. Vive en una constante búsqueda de una aceptación social que se le niega sistemáticamente, aparte de que su familia suele humillarla por norma, lo que le crispa un poco. Para tener amigas se hizo pasar por lesbiana. En un capítulo en el que Stewie viaja al futuro, podemos ver que Meg se cambia de sexo, pasándose a llamar Ron.

Otros personajes:
Tan hilarantes como los Griffin hay toda una
pléyade de personajes secundarios que les acompañan en sus aventuras. Por ejemplo los amigos de Peter, como Glenn Quagmire, un piloto de aviación permanentemente rijoso, con fijación por los pies y por Lois, de quien va recogiendo uñas, pelos y otras excrecencias corporales con los que componer un templo en un armario, Joe Swanson, un policía tetrapléjico tan temperamental y heroico como frustrado sexualmente por lo suyo, Cleveland Brown, afroamericano de débil caracter y sufridor de las trastadas de Peter (el recurrente gag de la bañera) que a partir de la temporada se despide de Quahog y sus amigos para tener serie propia, The Cleveland Show.

Además, existen otros como Mort Goldman, grimoso, farmaceútico y judío, los padres de Lois, Carter y Barbara Pewterschmidt, los presentadores de las noticias Tom Tucker, Dianne Simmons, el alcalde Adam West, el jefe de Peter Jonathan Weed, excéntrico y afeminado, que falleció en casa de los Griffin tras asfixiarse con un bollo de pan, los dos inmigrantes portugueses, Santos y Pasqual, que ayudan a Peter en su barco de pesca, la Muerte o unos irreverentes Dios y Jesucristo. En fin, que mejor verlo, así que les ofrecemos cinco grandes episodios de esta serie tan simpática.

Petrasado
(4x06)

Tras hacerse unas pruebas, Peter es declarado retrasado, lo que le sirve de excusa para hacer toda clase de barrabasadas. No saben que él no es retrasado, es otra cosa.




Desmadre modelo
(4x10)

Lois se retoma su antigua carrera de modelo, lo que le trae algunos problemas. Brian tiene lombrices y para pagarse el tratamiento se pone a trabajar para Stewie. A destacar el flashback de Peter el día que tomó extasis.



Naufrago perfecto
(4x12)

Peter se hace pescador y para poder pescar algo ha de ir al peligroso Arrecife del pelícano. sus amigos pero naufragan. Se les da por muertos pero logran sobrevivir en una isla desierta. Cuando al cabo del tiempo logran regresar, Peter descubre que Lois se ha vuelto a casar. Con Brian.



Juego de patriotas (4x20)

Stewie y Brian tienen algunas "diferencias" provocadas por dinero lo que da pie a un juegos de venganzas. Peter se hace jugador de fútbol americano y tiene lugar uno de nuestros números musicales preferidos de la serie, el genial Shipoopi.



John Peter el Largo (6x12)

Este episodio comienza con el genial gag de loro (que ya incluimos en una de nuestras entradas) que Peter conoce en el veterinario y por el que se hace pirata. Incluye una espectacular persecución a cañonazos por las calles de Quahog por un cargamento de caña de azúcar, tabaco y especias. Además Chris se enamora de la ayudante del veterinario y Peter le da unos consejos sobre cómo tratar a las mujeres.

domingo, 19 de junio de 2011

Olvido (2) Eterno resplandor de una mente sin recuerdos


Mira, todo se está derrumbando. ¡Te estoy borrando y soy feliz! (Joel)

How happy is the blameless vestal’s lot! The world forgetting, by the world forgot. Eternal sunshine of the spotless mind! Each pray’r accepted, and each wish resign’d. / ¡Qué feliz es la suerte de la vestal sin tacha! Olvidarse del mundo, por el mundo olvidada. ¡Eterno resplandor de una mente inmaculada! Cada rezo aceptado, cada deseo renunciado.

Este verso del poeta inglés Alexander Pope dio pie a dos talentosos creadores como el director audiovisual francés Michel Gondry y al guionista estadounidense Charlie Kaufman a crear en el año 2004 la película Eternal sunshine of the spotless mind (simplemente titulada en España como 'Olvídate de mí').

Parece que fue Gondry quien le propuso a Kaufman el sugerente bosquejo sinóptico de
qué pasaría si un día se encontrara una tarjeta en el buzón que dijera que ha sido borrado de la memoria de alguien
Kaufman (guionista de otros éxitos del cine independiente estadounidense como 'El ladrón de orquídeas' y 'Cómo ser John Malkovich') recordó entonces los versos de Pope y con esta inspiración argumental, los dos creadores erigieron una tragicomedia romántica, oscura y melancólica, fundamentada en el olvido como escape del dolor por el amor perdido como argucia emocional que nos permita seguir con nuestras vidas.

Olvidar nos hace libres

En ella se cuenta la historia de Joel, un hombre tímido y solitario (interpretado por un contenidisimo y eficaz Jim Carrey) que un día decide improvisar su jornada escapándose en un tren que no le llevará a su trabajo, sino a un pueblecito en la costa y a una playa por la que vagar. En el viaje de vuelta conoce a Clementine, (Kate Winslet, que obtuvo la candidatura al Oscar a la Mejor Actriz por su papel), libre e impulsiva y ambos se enamoran rápidamente, a pesar de sus personalidades opuestas. Pero ambos desconocen que en realidad son ex-novios, ahora separados tras dos años de relación y que fue Clementine quien, tras una discusión, había recurrido a una empresa para borrar los recuerdos de su relación durante el sueño.

Por unos amigos Joel descubre lo que Clementine había hecho y decide someterse al mismo proceso de borrado cerebral, pero a medida que ella va desapareciendo de su geografía emocional vuelve a enamorarse, vagando por un laberinto de recuerdos que se van desintegrando y que le indican que, a pesar del triste final de su relación, ella fue la mujer de su vida.

El elemento de ciencia ficción que supone que una empresa (Lacuna Inc.) borre por un sencillo proceso los recuerdos de una persona dormida, pasa instantáneamente a un trasfondo de credibilidad en un acertado juego de planos narrativos con los que Kaufman y Gondry construyen el guión de este íntimo e intenso film que ganó el Oscar al Mejor Guión Original.

En el marco de una invernal Long Island, la película de Gondry, sutil y sencilla en su complejidad, es una historia de corazones rotos que nos interpela sobre la vida, el amor, la memoria y el olvido, para concluir que vivir nuestros grandes amores -y desamores- es algo por lo que ya merece la pena nuestro paso por el mundo y que encuentra en su extraño final una ventana a la esperanza, a la creencia en el destino como vía de una indescifrable felicidad.

Una película dedicada al eterno brillo de las mentes inmaculadas (las que evoca el título original), aquellas que saben que no se puede esquivar el amor si este se nos cruza, aunque no recordemos siquiera de quién estamos enamorados o por qué queremos estarlo. Porque, como se dice en alguna parte de la misma, "puedes borrar a alguien de tu mente. Sacarlo de tu corazón es otra historia".

Para terminar la entrada publicamos la séptima de nuestras adherencias en homenaje a esta película y a una canción de Sigur Ros que meció uno de los grandes momentos de mi vida. Un tema que tras la inevitable ruptura hube de poner en cuarentena durante algunos meses, pues traía recuerdos que necesitaba sacar de mis primeros planos de pensamiento. Pero tras un tiempo, una vez desactivada su ojiva emocional, ha vuelto a acompañarme con otras miradas, con otros amores, para acompañar más momentos estremecedores por los que seguir viviendo. VER VIDEO EN VK

Adherencias (7) Olvídate de mí (Michel Gondry, 2004) / Vaka (Sigur Ros, 2007)


miércoles, 15 de junio de 2011

Animales (2) Los animales y su ausencia 1

El canario. Katherine Mansfield (1888-1923)

¿Ves aquel clavo grande a la derecha de la puerta de entrada? Todavía me da tristeza mirarlo, y, sin embargo, por nada del mundo lo quitaría. Me complazco en pensar que allí estará siempre, aun después de mi muerte. A veces oigo a los vecinos que dicen: «Antes allí debía de colgar una jaula». Y eso me consuela: así siento que no se le olvida del todo.

...No te puedes figurar cómo cantaba. Su canto no era como el de los otros canarios, y lo que te cuento no es sólo imaginación mía. A menudo, desde la ventana, acostumbraba observar a la gente que se detenía en el portal a escuchar, se quedaban absortos, apoyados largo rato en la verja, junto a la planta de celinda. Supongo que eso te parecerá absurdo, pero si lo hubieses oído no te lo parecería. A mí me hacía el efecto que cantaba canciones enteras que tenían un principio y un final. Por ejemplo, cuando por la tarde había terminado el trabajo de la casa, y después de haberme cambiado la blusa, me sentaba aquí en la varanda a coser: él solía saltar de una percha a otra, dar golpecitos en los barrotes para llamarme la atención, beber un sorbo de agua como suelen hacer los cantantes profesionales, y luego, de repente, se ponía a cantar de un modo tan extraordinario, que yo tenía que dejar la aguja y escucharlo. No puedo darte idea de su canto, y a fe que me gustaría poderlo describir. Todas las tardes pasaba lo mismo, y yo sentía que comprendía cada nota de sus modulaciones.

¡Lo quería! ¡Cuánto lo quería! Quizá en este mundo no importa mucho lo que uno quiere, pero hay que querer algo. Mi casita y el jardín siempre han llenado un vacío, sin duda; pero nunca me han bastado. Las flores son muy agradecidas, pero no se interesan por nuestra vida. Hace tiempo quise a la estrella del atardecer. ¿Te parece una tontería? Solía sentarme en el jardín, detrás de la casa, cuando se había puesto el sol, y esperar a que la estrella saliera y brillara sobre las ramas oscuras del árbol de la goma. Entonces le murmuraba: «¿Ya estás aquí, amor mío?». Y en aquel instante parecía brillar sólo para mí. Parecía que lo comprendiera...; algo que es nostalgia y sin embargo no lo es. O quizá el dolor de lo que uno echa de menos, sí, era este dolor. Pero ¿qué era lo que echaba de menos? He de agradecer lo mucho que he recibido.

...Pero, en cuanto el canario entró en mi vida, olvidé a la estrella del atardecer: ya no me hacía falta. Y aquello ocurrió de una manera extraña. Cuando el chino que vendía pájaros se detuvo delante de mi puerta y levantó la jaulita donde el canario, en vez de sacudirse como hacían los dorados pinzones, lanzó un débil y leve gorjeo, me sorprendí a mí misma diciéndole:

-¿Ya estás aquí, amor mío?

Desde aquel instante fue mío.

...Aún me asombra ahora recordar cómo él y yo compartíamos nuestras vidas. En cuanto por la mañana quitaba el paño que cubría su jaula, me saludaba con una pequeña nota soñolienta. Yo sabía que quería decirme: «¡Señora! ¡Señora!». Luego lo colgaba afuera, mientras preparaba el desayuno de mis tres muchachos pensionistas, y no lo entraba hasta que volvíamos a estar solos en casa. Más tarde, en cuanto terminaba de lavar los platos, empezaba una verdadera diversioncita nuestra. Solía poner una hoja de periódico en la mesa, y, cuando colocaba la jaula encima, el canario sacudía las alas desesperadamente como si no supiera lo que iba a ocurrir. «Eres un verdadero comediante», le decía riñéndolo. Le frotaba el plato de la jaula, lo espolvoreaba de arena limpia, llenaba de alpiste y de agua los recipientes, ponía entre los barrotes unas hojas de pamplina y medio chile. Y estoy segura de que él comprendía y sabía apreciar cada detalle de esta ceremonia. ¿Comprendes? Era, de natural, de una pulcritud exquisita. En su percha jamás había una mancha. Y sólo viendo cómo disfrutaba bañándose se comprendía que su gran debilidad era la limpieza. Lo que yo ponía por último en la jaula era el envase en que se bañaba. Y al momento se metía en él. Primero sacudía un ala, luego la otra, después zambullía la cabeza y se remojaba las plumas del pecho. Toda la cocina se iba salpicando de gotas de agua, pero él no quería salir del baño. Yo solía decirle: «Es más que suficiente. Lo que quieres ahora es que te miren». Y por fin, de un salto, salía del agua, y sosteniéndose con una pata se secaba con el pico, y al terminar se sacudía, movía las alas, ensayaba un gorjeo y levantando la cabeza... ¡Oh! No puedo ni siquiera recordarlo. Yo acostumbraba limpiar los cuchillos mientras tanto, me parecía que también los cuchillos cantaban a medida que se volvían relucientes.

...Me hacía compañía, ¿comprendes? Eso es lo que me hacía. La compañía más perfecta. Si has vivido sola, sabrás lo inapreciable que eso puede ser. Sin duda tenía también a mis tres muchachos que venían a cenar, y a veces se quedaban en casa leyendo los periódicos. Pero no podía suponer que ellos se interesaran en los detalles de mi vida cotidiana. ¿Por qué se iban a interesar? Yo no significaba nada para ellos: tanto es así, que una noche, en la escalera, oí que, hablando de mí, me llamaban «el adefesio». No importa. No tiene importancia, la más mínima importancia. Lo comprendo bien. Ellos son jóvenes. ¿Por qué me iba a incomodar? Pero me acuerdo de que aquella noche me consoló pensar que no estaba sola del todo. En cuanto los muchachos salieron, le dije a mi canario: «¿Sabes cómo la llaman a tu señora?». Y él ladeó la cabeza, y me miró con su ojito reluciente, de tal forma que tuve que reírme. Parecía como si le hubiese divertido aquello.

...¿Has tenido pájaros alguna vez?... Si no has tenido nunca, quizá todo esto te parezca exagerado. La gente cree que los pájaros no tienen corazón, que son fríos, distintos de los perros y los gatos. Mi lavandera solía decirme cuando venía los lunes: «¿Por qué no tiene un foxterrier bonito? No consuela ni acompaña un canario». No es verdad, estoy segura. Me acuerdo de una noche que había tenido un sueño espantoso (a veces los sueños son terriblemente crueles) y, como que al cabo de un rato de haberme despertado no conseguía tranquilizarme, me puse la bata y bajé a la cocina para beber un vaso de agua. Era una noche de invierno y llovía mucho. Supongo que aún estaba medio dormida: pero, a través de la ventana sin postigo, me parecía que la oscuridad me miraba, me espiaba. Y de pronto sentí que era insoportable no tener a nadie a quien poder decir: «He soñado un sueño horrible» o «Protégeme de la oscuridad». Estaba tan asustada, que incluso me tapé un momento la cara con las manos. Y luego oí un débil «¡Tui-tuí!». La jaula estaba en la mesa, y el paño que la cubría había resbalado de forma que le entraba una rayita de luz. «¡Tui-tuí!», volvía a llamar mi pequeño y querido compañero, como si dijera dulcemente: «Aquí estoy, señora mía: aquí estoy». Aquello fue tan consolador que casi me eché a llorar.

...Pero ahora se ha ido. Nunca más tendré otro pájaro, otro ser querido. ¿Cómo podría tenerlo? Cuando lo encontré tendido en la jaula, con los ojos empañados y las patitas retorcidas, cuando comprendí que nunca más lo oiría cantar, me pareció que algo moría en mí. Me sentí un vacío en el corazón como si fuera la jaula de mi canario. Me iré resignando, seguramente: tengo que acostumbrarme. Con el tiempo todo pasa, y la gente dice que yo tengo un carácter jovial. Tienen razón. Doy gracias a Dios por habérmelo dado.

Sin embargo, a pesar de que no soy melancólica y de que no suelo dejarme llevar por los recuerdos y la tristeza, reconozco que hay algo triste en la vida. Es difícil definir lo que es. No hablo del dolor que todos conocemos, como son la enfermedad, la pobreza y la muerte, no: es otra cosa distinta. Está en nosotros profunda, muy profunda: forma parte de nuestro ser al modo de nuestra respiración. Aunque trabaje mucho y me canse, no tengo más que detenerme para saber que ahí está esperándome. A menudo me pregunto si todo el mundo siente eso mismo. ¿Quién lo puede saber? Pero ¿no es asombroso que, en su canto dulce y alegre, era esa tristeza, ese no sé qué lo que yo sentía?

viernes, 10 de junio de 2011

Individualismo y libre albedrío (2) 'El siglo del individualismo', de Adam Curtis


Para nuestra segunda entrada sobre el individuo y su libertad de conciencia y decisión, les ofrecemos la imprescindible serie documental El siglo del individualismo (Century of Self) producida por la BBC en el año 2002, en la que el prestigioso documentalista británico Adam Curtis muestra la influencia de la psicología de masas y la propaganda en la creación de la sociedad de consumo estadounidense (y por extensión al resto de las sociedades "occidentales").

El siglo XX fue decisivo en la conquista de la prosperidad y las libertades individual y colectiva por parte de los hombres y mujeres de las sociedades occidentales y en teoría es en este contexto de (relativas) prosperidad y democracia donde el individuo mejor puede desarrollarse y expresarse como tal. Sin embargo, tal y como nos narra esta lúcida serie documental, las grandes corporaciones y la clase política utilizaron el desarrollo de la publicidad, la propaganda y las relaciones públicas para leer e interpretar las mareas cambiantes de la sociedad, ejercer el poder sobre las masas y manipularlas como consumidores y votantes.

Esta historia social secreta del siglo XX transcurre en los Estados Unidos pero la forja de la sociedad norteamericana en torno al capitalismo ha ido exportándose al resto de sociedades occidentales. En Europa se supone que teníamos el estado del bienestar que atemperaba los rigores ultraliberales de la sociedad estadounidense, pero de eso cada vez va quedando menos. Comenzamos.

1. Máquinas de felicidad

Todo comienza en los años 20, en Estados Unidos cuando Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, supo aplicar para las grandes corporaciones las teorías psicoanalíticas de su tío respecto a la parte irracional del comportamiento humano dirigido por los impulsos inconscientes, sexuales y agresivos de nuestra mente.


Este avispado individuo logró cambiar la Historia de su país con su torticera interpretación de la psicología de masas y la propaganda, manipulando y canalizando esos deseos inconscientes que Freud había identificado. 

Fue el primero que a través de la publicidad y las relaciones públicas supo hacer el que el consumidor se vinculara emocionalmente con el producto, para que no solo comprara llevado por necesidad sino también para satisfacer esos deseos ocultos sublimando el mero acto de consumo.

Su golpe más notorio fue romper los tabúes de la mujer y el tabaco, inventando el mito de que los cigarrillos son un símbolo de independencia y libertad, generalizando su consumo masivo. Pero Bernays estaba convencido de que se trataba de algo más que una forma de venta de bienes de consumo para convertirse en una nueva forma de política, de control de masas. En el intento de satisfacer los deseos irracionales que su tío había identificado, la gente podría ser feliz y, por tanto, dócil. Fue el comienzo del consumismo que ha llegado a dominar el mundo de hoy.



2. La ingenieria del consentimiento

Sigmund Freud murió en 1939 pero su hija Anna continuó su labor como transmisora de las teorías y prácticas psicoanalistas para conocer y controlar el subconsciente. Tras la segunda guerra mundial, los gobiernos vencedores comenzaron a utilizar las ideas de Freud sobre el inconsciente para manipular y controlar a las masas. Los políticos y planificadores sociales creyeron la premisa subyacente de Freud de que todos los seres humanos son muchas veces dominados por peligrosos e irracionales deseos y temores. Estaban convencidos de que era el desencadenamiento de esos instintos lo que condujo a la barbarie de la Alemania nazi.

Durante la década de los cincuenta el gobierno de los EE.UU., la CIA y las grandes corporaciones utilizaron estas ideas para desarrollar técnicas de gestión y control de las mentes del pueblo estadounidense. Pensaban que era la única forma de crear una democracia que funcionara, con una sociedad estable poblada de consumidores eternamente necesitados de bienes de consumo, pero también de una sociedad temerosa ante los enemigos, reales o inventados, de la Guerra Fría.




3. Hay un policia en nuestras cabezas que debe ser destruido

En la década de 1960, un grupo radical de psicoterapeutas pone en tela de juicio las ideas freudianas en los Estados Unidos. Se inspiraron en las ideas de Wilhelm Reich, un alumno de Freud, convertido en el máximo adversario de éste y de su hija Anna. Reich pensaba que el ser interior no debe ser reprimido y controlado, sino que, al contrario, debe ser alentado a expresarse. Ello devino un nuevo movimiento social que trataba de crear nuevos seres libres de la conformidad psicológica que se había implantado en los negocios y la política.




Sin embargo las empresas y los políticos estadounidenses aprendieron pronto a transformar este movimiento de amenaza en su mayor oportunidad, alentando a las personas que se sentían "individuos únicos" para venderles maneras y productos para expresar esa individualidad. De esta forma, si bien quienes durante los sesenta y setenta habían participado de los experimentos sociales que habían ayudado a millones de personas a desarrollar y expresar su individualidad se asociaron con movimientos de izquierda como pacifistas, beatnik, hippies y demás contraculturas, fueron paradójicamente dos políticos conservadores, Ronald Reagan y Margaret Thatcher, quienes a principios de los ochenta lograron capitalizar su voto para alcanzar el poder y mantenerlo durante toda la década. Ellos hicieron de la economía de libre mercado la base de sus políticas, lo que dejaría una profunda huella en sus sociedades. Serían las empresas, no el Estado, quienes satisficieran los deseos del nuevo individuo.




4. Ocho personas bebiendo vino en Kettering

De esta forma, en la conservadora década de los ochenta, Ronald Reagan y Margaret Thatcher lograron pervertir ese individualismo recién nacido, minimizando el papel del estado y dejando que el egoísmo y la codicia del individuo se expresara mediante políticas ultraliberales sin barreras ni regulaciones que impidieran las desigualdades sociales. El nuevo individuo tenía como prioridad la satisfacción de sus propios deseos y sentimientos, rechazando empatizar con quienes no eran tan afortunados como él.


Este episodio explica cómo dos políticos de izquierdas en la década de los noventa como Bill Clinton y Tony Blair recobraron el poder recurriendo a las técnicas desarrolladas por empresas, como los "grupos de opinión" y los "estilos de vida", para leer las nuevas corrientes de sus sociedades y conectar con el nuevo individuo, que conformaba la nueva clase media y que sólo quería pagar impuestos por algo que le beneficiara, no por el bienestar de los que se iban quedando en los margenes de esa nueva sociedad.

Ellos aprendieron a amoldar sus políticas a los deseos y sentimientos de los votantes, al igual que el capitalismo había aprendido a hacerlo con los productos. Los políticos creían que estaban creando una nueva y mejor forma de democracia que respondiese a la libertad interna de cada individuo, olvidando que el objetivo de quienes crearon estas técnicas no fue liberar a las personas, sino desarrollar una nueva forma de controlarlos.


jueves, 9 de junio de 2011

Animales (1) Animales como nosotros

Del deambular de las barras se ha cansado tanto su mirada, que ya nada retiene. Es como si hubiera mil barras y detrás de mil barras ningún mundo hubiese. El suave andar de pasos flexibles y fuertes, que gira en el más pequeño círculo, es como una danza de fuerza en torno un centro en el que se yergue una gran voluntad dormida. Sólo a veces se abre mudo el velo de las pupilas. Entonces las penetra una imagen, recorre la tensa quietud de sus miembros y en el corazón su existencia acaba. 
Rainer Maria Rilke. La pantera (Nuevos poemas, París, 5 ó 6 de noviembre, 1902)

"La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por el modo en el que se trata a sus animales." Mahatma Gandhi


Primera parte - El amigo de los animales

Llevo viendo documentales de naturaleza (gracias principalmente a La2) y leyendo libros de animales desde pequeño. Recuerdo aquellos maravillosos libros (¿en qué traslado se perdieron...?) de la colección Vida íntima de los animales, llenos de grandes ilustraciones y valiosa información sobre las especies que pueblan los ecosistemas de todo el mundo, libros leídos y releídos durante años, fascinándome el alma por los asombros de la vida natural.

Eran los tiempos de una de las personas que más han contribuido a mi educación emocional, Félix Rodriguez de la Fuente y su primordial serie documental "El Hombre y la Tierra". Por eso, cuando a aquel proyecto de Juez Roy Bean alguien le preguntaba qué quería ser de mayor, él no decía "La ley al oeste del río Pecos" como es ahora, sino que invariablemente contestaba "naturalista, como Félix". Luego la cosa se torció y esto no pudo ser, pero la querencia por los animalitos, la admiración por su belleza y su conmovedora inocencia ya se me habían sedimentado dentro, para siempre, como puede comprobarse en este blog.


Todos los que crecimos con sus enseñanzas aún recordamos el día que nos enteramos de su muerte allá en Alaska. Al enterarme de la trágica noticia en aquella luminosa mañana de sábado (el día en que él y yo cumplíamos años), recordé algunas escenas de un episodio de la serie venezolana de El hombre y la Tierra, cuando su equipo y él trajeron al zoo de Madrid dos nutrias gigantes del Orinoco tras rescatarlas de ser vendidas por su piel.


En una de ellas, mientras Félix lanzaba una diatriba contra la odiosa costumbre de vestir abrigos hechos con pieles animales, los tres jugaban y jugaban, celebrando la alegría de estar vivos y entre amigos. Y saber que él ya no podría volver a hacerlo nunca más me provocó (aún lo hace) una infinita tristeza.






Quien haya tenido oportunidad de compartir algún periodo de su vida con algún animal como mascota, sabe lo que estos embajadores de buena voluntad de las naciones de seres que comparten con nosotros la vida en la Tierra nos ofrecen a cambio de nuestros cuidados. Amiguitos peludos que nos dan su afecto, que juegan con nosotros, que impregnan nuestros hogares de vida con los borbotones de la suya, que se intentan comunicar con nosotros, que manifiestan sus distintas personalidades, que nos reconcilian con la vida cuando nos venimos abajo, que nos ayudan cuando nuestros cuerpos se derrumban y cuando nuestros cerebros empiezan a agujerearse.

Pero claro, amar y respetar sólo a los perros, gatos, hurones, pájaros etc que son nuestras mascotas o aquellos animales que nos resultan monos como los cachorros, el oso panda, los delfines o los koalas es caer en el especismo, una discriminación moral en el tratamiento de los animales en función de que la especie animal nos resulte antropocéntricamente atractiva, aunque eso también puede decirse de los que nunca mataríamos un animal salvaje y sin embargo, aún comemos carne...

En esta y otras entradas sobre los animales y la condición animal hablaremos de lo que Félix nos inculcó desde nuestra infancia a muchos españoles, la admiración por estos seres fascinantes pero sobre todo el reconocimiento de su derecho a la vida y a la dignidad, vamos a hablar del RESPETO que todos merecen, respeto por los animales que nos alimentan, por los que se desloman trabajando para nosotros (una media de 20 caballos mueren reventados cada año en la Feria del Rocío que se celebra estos días), por los que desde los laboratorios nos descubren los secretos de nuestro cerebro y de las enfermedades que nos azotan, por los que pasean, como la pantera de Rilke, su triste figura prisionera por algunos lamentables zoos, aquariums y circos que aún existen, por los que sobreviven en los menguantes reductos de vida salvaje de campos, bosques y océanos que aún existen, mientras mantienen el equilibrio ecológico y biológico de los distintos ecosistemas planetarios, indispensables para nuestra vida en la Tierra. Vamos con ello.


Segunda parte - Comer animales


Quien esto escribe es de Segovia y ser de allá y no crecer acostumbrado a las viandas de la región, el cordero o cochinillo asado, el chuletón de buey, el picadillo, chorizo y otros deliciosos embutidos, es pura entelequia, aparte de ganar muchos puntos para ser arrojado al pilón más cercano. Así pues, desde el reconocimiento de nuestro (decreciente) ánimo carnívoro les ofrecemos algunos datos de interés sobre la crianza y el sacrificio de algunos de ellos, porque a lo mejor podemos hacer algo.


De gallinas

Comenzamos analizando un alimento que la crisis ha colocado en el best seller de nuestra dieta. El pollo. Y los huevos. En la pollería de mi barrio la pechuga de pollo normal cuesta 5,25 euros/kilo. La pechuga de pollo de granja está a 8,50 euros/kilo. Para una pechuga de aprox. 300 gr (una cena o comida de una pareja), la de pollo criado en las lamentables condiciones "normales" cuesta, 1,5 euros. La de pollo de granja, criado en semilibertad y bastante más sabroso, sale a 2,55 euros. Media docena de huevos de gallina son 90 céntimos, los de corral 1,30 euros. Sabemos que la crisis golpea fuerte a mucha gente pero sinceramente creemos que la diferencia de precios es perfectamente asumible por muchos. Cuatro euros al mes, a cambio de una vida digna para esos gallináceos que luego ponemos en el horno. Y que tengan oportunidad para que se muevan, para que se relacionen entre ellos y creen su rudimentaria sociedad, que haya un gallo que maneje el cotarro, que haya algún otro que se lo quiera disputar, que las gallinas pongan sus nutritivos huevos cuando se lo pida su naturaleza y no con su ciclo biológico retorcido para transformarlas en esclavizadas máquinas productoras de huevos. 

Visto lo que les importa a los gobiernos europeos que la crianza y sacrificio de animales para consumo humano se lleven a cabo con las buenas praxis que marcan las directivas europeas, al final son las pequeñas decisiones personales las que marcan la diferencia.



... y cerdos

Hace unas semanas estuvo en España el escritor norteamericano Jonathan Safron Foer, el autor de "Todo está iluminado". Venía a presentar su ensayo "Comer animales", que se gestó cuando tras tener su primer hijo y plantearse cómo iba a alimentarle, empezó a investigar sobre la industria ganadera de su país, y lo que averiguó le horrorizó. En su libro hace una descripción escalofriante de la suerte que corren los animales que acaban servidos en las mesas de nuestras casas y restaurantes, de ahí algunas de sus vehementes conclusiones:


"Me parece que está sencillamente mal comer o dar de comer a la familia cerdo criado en factorías agrícolas. Probablemente esté incluso mal sentarse silenciosamente junto a amigos que comen cerdo criado en factorías agrícolas, por difícil que sea decir algo. Los cerdos claramente tienen una mente rica e igual de claramente son condenados a una vida lamentable en las factorías agrícolas. La analogía de mantener un perro en un armario es bastante acertada, aunque algo generosa."

En nuestro país las cosas no son mucho mejores. A pesar de ser una de las estrellas de nuestra gastronomía, la realidad del cerdo es bastante más chunga que la bucólica imagen que tenemos de los cerdos criados con bellotas en dehesas extremeñas, la digamos aristocracia del cocho. En las grandes explotaciones ganaderas se les maltrata desde que nacen pero se supone que se les aturde antes de darles muerte. Sin embargo, hace un par de meses leímos en El País un artículo sobre las matanzas caseras de cerdos que se hacen por toda España:
De noviembre a febrero, miles de cerdos de engorde se sacrifican en España en las matanzas familiares. A cuchillo, como se hizo siempre, con el animal chillando y dando sacudidas hasta que se desangra del todo. Ese proceder está prohibido por ley desde hace ya casi dos décadas, pero algunos o no lo saben o miran para otro lado. Una directiva europea de 1993 permite seguir con esta tradición, fuera de los mataderos, pero siempre que al cerdo se le haya aturdido antes de clavarle el cuchillo. Eso no se hace prácticamente nunca. En ningún sitio. En el mismo sentido se reguló en España en 1995, y algunas regiones incluso redactaron normativa propia sobre bienestar animal que les proporcionó amables titulares y aplausos, pero que nunca han cumplido.
Parece que en Baleares y Extremadura se habló de repartir pistolas aturdidoras pero luego nunca más se supo. En el resto de España, nada, las matanzas caseras tradicionales (aunque han bajado en los últimos tiempos) ni se autorizan ni se prohiben, no hay denuncias y sí muchos silencios cómplices. En cuanto a cómo se desarrolla su vida en las grandes explotaciones ganaderas, les ofrecemos un video que fue grabado por Equanimal en granjas de Guadalajara y Valladolid, que muestra la terrible realidad de las condiciones en que nacen, crecen, paren y mueren estos animales y que puede herir sensibilidades e incomodar conciencias.



Equanimal. Investigación granjas de cerdos españolas


Porque además, según datos de la FAO, la producción de carne en el mundo emite un 18% de los gases de efecto invernadero -por encima del transporte, con un 13%- y, además, es en gran parte responsable de la deforestación (para pastos) y la escasez de agua que sufre el planeta (para producir una hamburguesa se consume la misma agua que una ducha de cuatro horas).


En cuanto a la pesca ya hemos tratado algunas veces (y no serán las últimas) en este blog el desolador panorama que plantea la pesca industrial hoy en día. En España nos comemos en cuatro meses nuestra cuota pesquera (es decir, durante ocho meses consumimos pescado procedente de otros mares más allá de nuestras costas. Tenemos una flota sobredimensionada (y unos armadores con excesivo poder) creada en los años en que se creía que el océano no se acababa nunca, que sigue escarbando las cada vez menos pesquerías productivas que quedan. 

En el 94% de los océanos se realizan actividades pesqueras y el 85% de los stocks están completamente explotados, sobreexplotados o agotados, según la FAO. Según Ricardo Aguilar, Director de Investigación de Oceana Europa:

“Menos del 1% de la superficie marina está protegido de manera efectiva. Además, no existe ni un solo stock en el mundo gestionado responsablemente, hasta el punto de que los stocks de algunos tiburones mediterráneos disminuyeron un 99% en el siglo XX respecto a las poblaciones originales. Se están expoliando los recursos pesqueros mundiales para el beneficio de unos pocos y los gobiernos no parecen dispuestos a ponerle freno”.

Sin embargo, se sigue permitiendo el vergonzante despilfarro como descartes de decenas de millones de seres marinos (entre un 70 y un 90% del total de capturas) que son arrojados, ya muertos, por la borda de los pesqueros al no ser esas especies con las que quieren llenar sus bodegas, decenas de miles las hectáreas de fondos marinos, fundamentales para la vida marina, destruidos con las perniciosas redes de arrastre. Y nadie de los que mandan se pone de acuerdo para parar este desastre.

En la redacción de Vida y Tiempos creemos que la sociedad, a base de pequeñas decisiones individuales, debería cambiar su mentalidad respecto al consumo de carne y pescado, adoptar una postura ética respecto de los animales que criamos o pescamos para que sirvan de alimento a esta humanidad que crece desmesurada y todo lo depreda. Porque si esperamos que lo hagan los grandes partidos políticos vamos listos. Es necesaria una educación que enseñe a los niños la deslumbrante belleza natural que aún existe en el planeta y la necesidad de respetar a todos los seres vivos que lo comparten con nosotros, con más razón si nos alimentamos de ellos.



Si las personas que nos leen no quieren intentar los muy respetables y éticos caminos del vegetarianismo o el veganismo sí pueden intentar cambiar en lo que puedan su dieta y comer menos carne y pescado (al menos ese día menos de comer carne que pide Paul McCartney), sino de intentar ejercer un consumo responsable y sostenible, que minimice el sufrimiento de los animales, el agotamiento de los ecosistemas y el despilfarro de su carne.

Ya existen muchas webs de granjas o cooperativas que sirven carne y pescado de animales criados y muertos de forma digna y sostenible. Es cierto que son algo más caros (más en estos tiempos) pero es evidente que el ajuste de precio que puede hacer una explotación ganadera industrial que entiende a los animales como unidades productivas de carne que procesar a cascoporro, no es el que puede hacer una granja que críe y alimente a sus animales de forma natural, sin pesticidas ni transgénicos, que los cuide y respete hasta que les llega el momento del matarife.



Si existe el ánimo se pueden echar cuentas y, a pesar de nuestra crisis, pensar en la crisis alimentaria que ya se está fraguando, que cada uno vea si puede pagar realmente ese sobreprecio, pero sabiendo que estamos haciendo algo por esas almitas desdichadas que han ido a parar a los nutritivos cuerpos de los animales que nos alimentan. Los indios de las llanuras americanas, antes de salir a cazar rezaban, chamán mediante, a sus presas como prueba de respeto y agradecimiento a quienes iban a sacrificar su vida para alimentarles, y de paso tener buena caza. En esta bitácora no pedimos a nuestros lectores que dancen rituales pawnees antes de ir al super, al final es cuestión de adquirir e intentar respetar algunos pequeños compromisos personales, empezar a preguntarnos de dónde viene la carne que comemos y qué ha ocurrido para que llegue ahí.



Tercera parte - Animales como nosotros


Sufren, ríen, se angustian, colaboran entre ellos, se emocionan, necesitan y dan cariño, crean lazos afectivos, juegan y celebran la alegría de estar vivos, elaboran estrategias para su supervivencia en el mundo natural, se comunican con nosotros y con otros de su especie, tienen personalidades complejas que configuran en base a un código génetico adquirido y luego a golpes de traumas, entorno y aprendizaje (como nosotros) factores todos que van esculpiendo el carácter de un ser único. Les ofrecemos un buen texto sobre ello:


Animales y humanos, no tan diferentes

Omar Segura EFE

Las vacas disfrutan resolviendo problemas, los pájaros chinos no entienden el idioma de los estadounidenses, las ovejas pueden entablar profundas amistades, los perros y ratas rí­en, los chimpancés son solidarios. Según los últimos estudios, los animales se parecen a las personas mucho más de lo que imaginamos, en materia de sentimientos, lenguaje y relaciones.

Fieras civilizadas


Suele afirmarse que algunos animales parecen inteligentes y que muchas mascotas terminan pareciéndose a sus dueños, pero los indicios cientí­ficos van más allá y apuntan a que los animales de compañí­a ofrecen mucho más que compañí­a y que algunas fieras no son salvajes sino bastante civilizadas. Además, si conociéramos los sentimientos del ganado, muchos nos replantearí­amos nuestros hábitos de comer carnes y filetes. Muchos animales son capaces de desarrollar sentimientos complejos, de sufrir cambios de ánimo y humor, de sostener comunicaciones de distintos niveles e incluso tienen personalidades que los diferencian uno de otros. Es lo que sugieren una serie de recientes investigaciones y descubrimientos, que demuestran que llamar bestia o bruto a una persona a veces puede considerarse un elogio para el humano o en el peor de los casos un insulto para el animal... Antes de decir de alguien que "es un bicho", piénselo mejor.

Las reses dicen ¡Eureka!

Las vacas se lo pasan bien solucionando problemas, según aseguran algunos participantes de la Conferencia Internacional sobre el Sentimiento de los Animales, que organizó en Londres la organización CIWF Trust dedicada a hacer campañas en defensa de los animales de granja. Un grupo de expertos dirigido por Donald Broom, profesor de bienestar animal en la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, reunió a un conjunto de vacas en un corral especial, cerrado por una palanca que los animales debí­an apretar correctamente para salir a un campo lleno de alimentos. Los investigadores percibieron muestras de satisfacción en las vacas cada vez que lograban entender cómo funcionaba el mecanismo: tuvieron una respuesta entusiasta, su ritmo cardí­aco creció y aumentaron las posibilidades de que saltaran o galoparan hacia los alimentos, "como si dijeran, ¡Eureka!, he descubierto cómo resolver el problema", según explicó el doctor Broom.

Las ovejas se hacen amigas

"Los seres humanos le atribuimos emociones a un bebé, pero se las negamos a una oveja o a un chimpancé", ha señalado en la conferencia británica, la doctora Marian Dawkins, catedrática de la Universidad de Oxford. Para el académico Marc Bekoff, de la Universidad de Colorado, en EU, "los animales no son objetos insensibles ni hay que tratarlos como autómatas: probablemente sienten emociones como el miedo y la ira o pueden entablar amistades profundas como sucede con las ovejas". Según Bekoff, "lo que los animales sienten es muy importante, ya que tratan de negociar su supervivencia en un mundo dominado por los humanos y con frecuencia abusivo, en el que no son más que peones de nuestros esfuerzos incesantes y obsesivos por controlar sus vidas para nuestro beneficio, no el de ellos". 



Chimpancés altruistas

La famosa especialista en primates Jane Goodall ha dicho, en la conferencia londinense de la CIWF Trust, que hay que redefinir la forma en que vemos a los animales, tanto a los domésticos como a los salvajes. "Tenemos que entender que no somos los únicos seres en este planeta con mentes y personalidades", explica Goodall, quien ha pasado cuatro décadas y media estudiando a chimpancés en África y asegura que se parecen mucho a los seres humanos. "Ambos tienen la capacidad de cometer barbaries y también son capaces de un gran altruismo", ha explicado la experta, que ha visto a chimpancés ayudar a otros que tení­an miedo, habí­an quedado huérfanos o heridos, demostrando "un cuidado y una compasión que es indistinguible de la nuestra".

Aves orientales no entienden a las americanas

China ha importado una máquina de cantos de pájaros fabricada en Estados Unidos para asustar a las aves en el aeropuerto de Pekí­n, aunque estas no reconocieron el ruido y se negaron a marcharse. Según el diario Beijing Evening News, el equipo para la dispersión de pájaros habí­a grabado el canto de los pájaros estadounidenses y los sonidos de algunos enemigos naturales de los pájaros, pero "los pájaros locales no entendieron el idioma extranjero". Así­ que expertos chinos han decidido "traducir" el canto de seis aves estadounidenses al de sus homólogas chinas, y están grabando los cantos de pájaros que son comunes en Pekí­n.


Humor de perros... y de ratas

Muchos animales pueden tener sus propias formas de reí­rse, según un informe publicado en la revista cientí­fica Science por el profesor Jaak Panksepp, quien asegura que algunas especies emiten sonidos que se asemejan a la risa humana. 

Este profesor de la Bowling Green State University de Ohio, en Estados Unidos, explica que los circuitos neurológicos para la risa existen en partes "antiguas" de nuestro cerebro, cuya estructura general compartimos con muchos animales. Por ejemplo, los jóvenes chimpancés emiten fuertes jadeos y chillidos mientras juegan a perseguirse unos a otros, y al jugar las ratas producen sonidos que se asocian con sensaciones emotivas de carácter positivo. Cuando se les hace cosquillas, las ratas se muestran socialmente ligadas a los humanos y rápidamente condicionadas a buscar esas cosquillas, explica el neurólogo. Además sugiere que los chillidos podrí­an provocarlos los circuitos nerviosos del cerebro que liberan el neurotransmisor dopamina, los cuales también se "encienden" en el cerebro humano durante situaciones divertidas.



Personalidad de las mascotas

El doctor Sam Gosling, de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, asegura que los perros presentan grandes diferencias en personalidad y para demostrarlo, ha diseñado una prueba que evalúa el carácter canino, del cual se desprende que los dueños y sus mascotas suelen tener personalidades similares. El estudio agrupa a los perros en cuatro categorí­as: niveles de energí­a, afección-agresión, ansiedad-calma e inteligencia-estupidez. Cada rasgo comprende extremos positivos y negativos. Gosling ha encontrado diferencias de personalidad de una raza a otra, y, también entre perros de una misma raza.
Este experto le preguntó a los dueños de perros que clasificaran a sus mascotas dentro de los cuatro rasgos de personalidad y después le pidió a extraños que hicieran lo mismo con estos perros. Los niveles de ansiedad-calma los ha medido al estudiar la reacción de los perros al ver a su dueño alejarse con otro can, y para medir su inteligencia se utilizó su habilidad para recuperar una galleta debajo de una taza. Estos rasgos fueron adaptados de modelos empleados en Psicologí­a para evaluar la personalidad humana.

El mundo emocional de los animales de granja






Última parte - Cazar animales


"Cuando hace muchos años viajé por primera vez a África, a Zimbabwe, lo hice como muchos de mis compatriotas, con un rifle en las manos. Yo era un cazador obstinado, el objetivo de mi viaje era un leopardo, el trofeo más envidiado de los Cinco Grandes (león, elefante, búfalo, rinoceronte y leopardo).Pero cuando por fin localicé a "mi" presa y apunté, quedé tan fascinado por su belleza que me fue imposible disparar. Ya más sosegado, dejé el rifle a un lado, cogí la cámara y empecé a hacer fotos. Como si de una muestra de agradecimiento se tratara, un par de leopardos permaneció durante horas frente a mi cámara. En vez de salir huyendo, decidieron "posar" para mí. Me quedé observando y fotografiando aquellas hermosas criaturas sin el menor deseo de retomar el arma, sin ansia de trofeos. Me prometí no volver a disparar un rifle y me convertí en un cazador de imágenes. Jamás me he arrepentido de aquella decisión: fue mi nacimiento como fotógrafo. Descubrí que observar la vida salvaje es mucho más interesante que aniquilarla." Sergey Gorshkov


El ruso Sergey Gorshkov es ahora fotógrafo de National Geographic y firma un espectacular reportaje sobre los leopardos del Delta del Okavango en Botswana en el último número de la revista del borde amarillo. De él recogemos su relato sobre el día en que se dió cuenta del trágico error que suponía su anterior vida como asesino de animales por ser bastante representativa de la evidente diferencia de estado mental que supone mirar la belleza de la vida natural con los ojos fascinados de un observador con una cámara fotográfica que hacerlo con la mente inyectada en muerte de quien mira a través de la mira telescópica de un rifle de caza.Siempre he pensado que algo no debe funcionar bien en la cabeza de quien ante la majestuosa estampa de un ciervo (o una familia de perdices intentando hacer su vida tranquilamente en el campo) lo único que se le ocurre es meterle una bala en el corazón. Cazadores, esos amantes de la Naturaleza.

Sobre el absurdo que es la caza deportiva hoy en día (a diferenciar de la caza de supervivencia que aún realizan algunos grupos indígenas), les ofrecemos un fragmento del programa de Cuatro 21 días cazando, donde la reportera Adela Úcar comprueba en su propio espíritu qué es eso tan vil de matar por matar. Aunque se lo podía haber supuesto antes de hacerlo. Con ella nos despedimos.

21 dias: De caza