viernes, 31 de enero de 2014

Animales (38) Animales esclavos 3 'Blackfish', de Gabriela Cowperthwaite


“Yo nunca le digo a la gente que no vaya a SeaWorld. Solamente espero que si obtienes algo de la película, entiendas lo que estás viendo cuando un animal actúa para ti. Sólo porque sea increíble y precioso no quiere decir que sea nuestro”

Magnífico documental del año 2013 que retrata el sórdido negocio de los delfinarios basado en el secuestro, manutención en cautiverio y perpetua condena de Tilikum, una orca que trabaja en fue responsable de la muerte de tres personas, entre ellas una experimentada entrenadora. "Blackfish" muestra las consecuencias, a veces devastadoras, de secuestrar de su habitat marino y después mantener a esas inteligentes y sensibles criaturas en cautiverio durante toda su vida.

Las orcas son auténticos nómadas del mar que pueden desplazarse a miles de kilómetros, viven en sociedades formadas por familias, distribuidas en grupos diferentes, como los seres humanos, cada una con su lenguaje propio, su "tribu" o estructura social. ¿Entonces cómo se puede aspirar al control de animales salvajes como estos, seres individuales y con distintas personalidades, en muchos casos de diferentes procedencias que tienen que convivir juntos en una mini piscina de la que no pueden escapar si alguno se mosquea con el otro? Obviamente eso degenera en animales deprimidos (esas aletas dorsales caídas no mienten) con comportamientos erráticos o estereotipados, ataques entre animales y, como denuncia el documental, a los propios entrenadores. Entrenadores por otro lado muy coaccionados por los directivos del parque para sacar el máximo posible de los animales con la máxima rapidez, sin importar separar a madres de sus crías o sin importar frustrar al animal a través de ejercicios mal recompensados y mal comprendidos.

'Blackfish', un término nativo-americano para referirse a la orca o ballena asesina (miembro de la familia de los delfines), empezó con una premisa inocua: Gabriela Cowperthwaite, la directora, quería examinar cómo las personas se relacionaban con grandes depredadores. Tal y como Cowperthwaite, que vive en California, afirma, ella no era una activista por los derechos de los animales y no tenía intención de hacer una película polémica. “No podría haber sido más ingenua sobre la situación en SeaWorld”. Yo normalmente llevaba a mis hijos mellizos allí como recompensa, como regalo. Veía a cientos de niños riendo y pensaba '¿Cómo puede algo que hace a la gente tan feliz, ser algo tan malo?' Todos nosotros somos cómplices, empezando por yo misma”.

De forma parecida a la imprescindible The Cove (que ya publicamos hace tiempo en nuestra web), en 'Blackfish' la directora estadounidense Gabriela Cowperthwaite denuncia el negocio espurio de los parques acuáticos en un valiente y necesario alegato en contra de mantener esta especie y por extensión el resto de especies animales en cautiverio para el entretenimiento humano. La proyección de este documental en Estados Unidos ha supuesto una gran conmoción pública y ha provocado unas cuantas cancelaciones de grupos musicales en los conciertos en Seaworld, así como una bajada considerable de la afluencia de público a los parques acuáticos del país. 

En fin, un documental impactante y necesario que ejerce la labor que debe realizar el cine documental, poner sobre la mesa hechos dados como naturales en la vida diaria, desarrollarlos como conflicto y motivar la reflexión. Por cierto para firmar contra los espectáculos con cetáceos en España puedes firmar aquí.



'Blackfish’ es uno de los documentales más impresionantes de los últimos años. Cuenta la historia de la orca Tilikum, responsable de la muerte de tres personas, entre ellas una importante entrenadora. Pero ‘Blackfish’ es mucho más. Es una historia sobre la caza de estos animales y su sobreexposición mediática en espectáculos en vivo en parques acuáticos, con testimonios de entrenadores, cazadores, técnicos y profesionales que cuentan toda la verdad sobre estas crueles prácticas.



Una de las cosas más interesantes de ‘Blackfish’, a parte de lo que cuenta, es el cómo lo cuenta. En este apartado hay que destacar especialmente la realización y el montaje, que entremezcla videos promocionales y spots de televisión de parques acuáticos -como “Seaworld”-, que muestran el éxito y lo maravilloso de esos espectáculos, junto con noticiarios de la época y cortes de audio de la policía hablando de las diferentes tragedias ocurridas en el parque acuático.

Otro punto destacable del documental son los testimonios de entrenadores de “Seaworld“, el parque acuático donde trabajaban junto con las orcas. Es curioso como la mayoría de ellos se arrepiente de algunas prácticas y reconocen que esos animales no son felices en cautiverio. Hay que tener en cuenta que estas orcas están almacenadas en módulos de 20 metros, sin iluminación ni estimulación, prácticamente inmóviles. Unos animales que, gracias a numerosos estudios psicológicos, se ha demostrado que su cerebro procesa emociones más complejas que los humanos y que tienen un sentido de vinculación y de sí mismos fuera de lo habitual.

Todo esto contrasta con la versión oficial del parque. Sus responsables en ningún momento asumen responsabilidades. En todas las ocasiones en las que se producía una tragedia, culpaban al entrenador de un error humano, exculpando directamente a los animales. Para ellos podía suponer el cierre de un negocio millonario.

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